Scala News

lunes, 11 de junio de 2012

Rezar y pedir que recen


Encuentro que rezar pidiendo por otro, y no por uno mismo, es un acto hermoso, pero cuando pides a otros que recen por un desconocido sin decir exactamente por qué y ver que la respuesta es una avalancha de oraciones no puede menos que emocionarme.

Cuando uno reza por alguien tan querido, como es el caso que me ocupa, es como hacerlo por mí mismo, pero la respuesta de la gente sinceramente me ha abrumado. No doy las gracias, porque cuando alguien responde así no lo hace por quien recurre a ellos, sino como signo de auténtica Comunión. Hoy es así, una cadena inmensa de orantes.

Gente de distintas provincias, de distintos países, de distintas edades pero unidas por una misma fe que es la que les impulsa a esa respuesta inmediata. Peticiones hechas persona a persona y siempre con la misma respuesta, a las que se unen las oraciones a través de May Feelings. De América, Europa y Oriente Medio. Desde la candidez de los cinco años hasta, al menos, los setenta y ocho. Desde personas individuales y en solitario a un convento de Benedictinos. Casi todos católicos, y también algún luterano en Alemania.

Es algo hermoso, es algo grande, es algo único. Único no porque sea en concreto, en este caso, por mi amigo, ni porque yo lo haya pedido. Lo es porque expresa el desprendimiento y la gratuidad del Cristianismo, de cada cristiano de manera individual, que nos lleva a sentir hermano a quien ni conocemos, a sentir prójimo a quien está lejos.

Escribo esto porque tengo la seguridad de que no lee este blog de manera habitual, porque sé que no lo leerá hoy. Pero ya que lo hago, os animo a uníos en la oración por alguien a quien no conocéis. Da igual por qué, el motivo es lo de menos, rezar es lo importante.

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