Scala News

martes, 17 de septiembre de 2019

¡BUEN CAMINO!


Hace apenas un instante, cinco años de nada, estuvimos toda la familia en Astorga, formando una pequeña Comunidad Internacional Redentorista de acogida al peregrino. Corría el mes de julio del año 2014. María y yo y dos pequeñas misioneras, junto a dos entonces estudiantes redentoristas británicos -hoy profesos- y un sacerdote redentorista español. Extraordinaria experiencia tanto la de la acogida a los peregrinos, como la vida comunitaria y el aprendizaje de las Monjas Redentoristas Contemplativas (OSSR) de Astorga. 


Una de esas pequeñas misioneras, Toya, la mayor de ellas, inicia hoy una etapa del Camino como peregrina. Casi no lo creo; ese lapso de tiempo no ha sido más que un pestañeo. Esa niña, es hoy una chica de 14 años, con todo lo que implica esa edad. La adolescencia es una etapa maravillosa y tenemos que ayudar a que así sea. Su sensatez innata compensa la revolución hormonal y hace que el fiel de la balanza equilibre los platillos sin mayores problemas. Por encima de todo es buena, sustancialmente buena, fundamentalmente buena. Confío en que el Salmo 119 que cada jornada desgranábamos en las meditaciones y Oración del Peregrino al caer el día iluminen su Camino: “Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero”.   


Reconozco sin el más mínimo sonrojo que soy un padre orgulloso. A medida que van creciendo crecen las preocupaciones, pero lo hace también la confianza. El trabajo de padre no acaba nunca. María y yo somos custodios de dos vidas, y ese regalo es de una responsabilidad incomparable. Tratamos de hacerlo lo mejor que podemos, desde la fe, con Cristo entre nosotros. Educamos sí, con firmeza y posicionamientos claros, pero para que las dos sean ellas mismas y encuentren sus propias preguntas; no hay respuestas si no hay preguntas. Le presentamos la realidad de la vida, desde nuestra propia realidad y convicciones, sin cortinas. Son  y han de ser parte activa de la sociedad y el mundo; su Vida tiene que contribuir a mejorar la sociedad y el mundo. Están en el mejor momento: su momento. 


Mi hija Toya y las compañeras de colegio de su edad inician una etapa del Camino. Van acompañadas por varias profesoras y uno de los sacerdotes. Alegra es una suerte de colegio, un lujo de colegio. Pertenece a las obras corporativas del Opus Dei, institución de la Iglesia fundada por San Josemaría Escrivá de Balaguer. Casi todas las chicas recibirán este año el sacramento de la Confirmación. Toya no. Toya inicia este año ese recorrido interior que le llevará a decir: SÍ. Un período intenso de formación y acompañamiento espiritual de tres años en nuestra Comunidad Redentorista del Perpetuo Socorro de Madrid; requerirá aprendizaje, donación, sacrificio para alcanzar el gozo que de ello se deriva. Tres años de maduración.


Como padres tendremos aciertos y equivocaciones, pero nos ponemos siempre bajo la mirada de Nuestra Madre del Perpetuo Socorro. Hoy pido especialmente su Perpetuo Socorro por estas peregrinas. Y os animo a rezar por ellas, para que como los discípulos de Emaús encuentren a Cristo en el Camino, y para que quienes las acompañan acierten al mostrárselo.

¡BUEN CAMINO!



sábado, 7 de septiembre de 2019

#FranciscanosSantander 760 años de Luz


El próximo mes de junio, en 2020, los P.P. Franciscanos abandonan Santander.760 años después abandonan Santander. Una muy triste, una tristísima noticia.

No quiero escribir con amargura, al contrario, con profundo agradecimiento. En realidad, es así como debe ser por esos 760 años de Vida y gracia derramadas en mi tierruca. Muchos de entre ellos serán santos anónimos en el cielo, y a muchos habrán ayudado a serlo.

Son tiempos complicados, no para la Iglesia -que también- lo son para algunas Congregaciones o Institutos religiosos. Otros, sin embargo, florecen con fuerza en su actividad y vocaciones. El Espíritu sopla, donde quiere, sobre quien quiere y cuando quiere. Cierto, pero no basta. Creo que es para hacérnoslo mirar.

No me sirve el argumentario de la sociedad infantil e hipersexualizada, ni de cómo está el mundo ni los balones fuera. A veces se puede, incluso, ser parte del problema.

¿Quién florece? ¿Cómo florece? ¿Por qué florece? ¿Por qué yo no? No veo ni un ápice de autocrítica; ni uno. Es más, en ocasiones las conclusiones que puedo escuchar no hacen sino profundizar la sima. Y en eso estamos todos, por que Iglesia somos todos, los laicos incluidos. Pero nos tienen que dejar.

Del mismo modo que en la reciente nota de los obispos españoles sobre la oración y los movimientos Zen, buenrollistas y mindfulness. Está estupenda, la suscribo. Con algunos matices, porque a la confusión sobre la oración, cómo orar, en qué consiste etc., se puede llegar desde adentro sólo por querer ser super estupendo. Y, por otro lado, tampoco veo un autoreflexión del por qué allí sí y aquí no. Hay que adaptarse a los tiempos. Y hacerlo sin rebajar el nivel ni intelectual ni cultural de la gente. He llegado a escuchar “qué horror en tal parroquia rezan el Anima Christi tras la comunión, eso asusta a los niños” (esa parroquia está cuajada de niños, jóvenes y tiene para este curso tres vocaciones al sacerdocio y una a la vida religiosa femenina nuevas, no es por nada). Desde algún púlpito he escuchado con estupor críticas al lenguaje de la Salve. Vamos, no leáis al Quijote, ni a los clásicos. Utilizad, tres palabras, cuatro giros y pa’lante. Una cosa es adaptar el lenguaje a los sencillos, como hiciera en su época San Alfonso, y otra el desparrame cultural. Hay para todos; debe haber para todos. Sin excluir, sin señalar y sin recelos.

En fin, que no pasa más. Otros vendrán; o no. Esto empezó con Uno. Luego con un puñado de mujeres y doce colegas. No hay más.

Quizás pueda servir de reflexión, de purificación. El compost del que germinen nuevas vocaciones cuando Dios quiera.

En el caso de los Franciscanos, se van de Santander, pero permanecerán en las montañas lebaniegas como custodios del Lignum Crucis. Al abrigo del Madero y los montes. Quizás un día se den cuenta de que contar la realidad del por qué está ahí ese trozo de madera, cómo llegó, para quién, para salvaguardar el qué y protegerlo de quién, sirve ni más ni menos que para hablar de la Verdad con claridad y sin complejos. Hablar con caridad, con bondad, con benignidad evangélica; sí, pero con la rotundidad y claridad de la verdad. Ese día, estoy convencido de que será el principio de la recuperación para todos.

Estas opiniones peculiares y personales mías. En fin, una pena, pero que no pasa más. 760 años de historia, de evangelización, de entrega. 760 años de Luz. ¡GRACIAS!

Como dice un amigo mío: el último en salir que apague la luz del Sagrario.

Yo me quedo aquí, scalando en Familia. Hoy orando por los Franciscanos; os pido que oréis también. ¿Os unís?