Scala News

lunes, 6 de septiembre de 2021

Padre Eulogio Belloso CSsR D.E.P.

Hace tiempo que no escribo por aquí, incluso siendo consciente de que el silencio también es expresivo. Seré breve.

Hoy lo hago para pedir oraciones por el Padre Eulogio Belloso, un sacerdote Redentorista que llevaba ya varios años en la Comunidad de Santander. Le queríamos mucho, no podía ser de otra manera. Cada vez que íbamos a Santander de vacaciones y entrábamos en la sacristía del Alto de Miranda, cuando le tocaba presidir a él, nos recibía una sonrisa que era un abrazo en sí mismo. La sonrisa de sus ojos nos daba ese abrazo de familia que solamente se reconoce cuando se recibe. Nos reconocía y percibía como unos pequeños miembros más de esta familia. Tras los piropos a las niñas comenzaba a repartinos lecturas o cosas que hacer, aunque ya lo tuvieran todo preparado los fieles del lugar… Él era así.

Recuerdo especialmente las Semanas Santas y la intensidad de las Soledades de María que preparaba. Y sus homilías, con una voz profunda y grave que llenaba el templo como una oración rotunda.

La misma sonrisa con la que nos reciben Rafa Alonso, o Víctor Roca, o Javier Recio…

Hoy rezamos por el Padre Eulogio, y si alguien lee estas líneas le agradeceré una oración por su alma. Pero confieso que también le rezo a él, que interceda por esta pequeña familia y por la Iglesia.

Un sembrador cuyos frutos continúan. El ciclo de la Vida. Y la gracia de Dios que continúa regando de vocaciones a esta Congregación. El pasado sábado profesaba en el santuario del Perpetuo Socorro de Zaragoza Daniel Torrubia, quien vendrá a Madrid junto a varios jóvenes más a una nueva comunidad de formación. Ya puestos a rezar, pues os los encomiendo. El Padre Belloso velará también por ellos.

Eulogio, ya has visto cara a cara a tu Redentor; que goces de la contemplación de Dios por los siglos de los siglos.

martes, 1 de junio de 2021

Enrique Pérez-Llantada D.E.P.

La pena empaña el corazón y riega los recuerdos con lágrimas. Qué importantes son los recuerdos, esa argamasa de la vida que te sostiene en la soledad y la distancia. Hoy, mi queridísimo padrino, ya nos cuida desde el cielo. Sin sufrir. Prácticamente perfecto hasta el final.

Esa pena se despeja con los recuerdos que engrandecen el alma. Una parte de mi ciudad, Santander, va desintegrándose. Enrique Pérez-Llantada, miembro de una saga familiar insigne de médicos, se ha apagado. Cuando cierto tipo de personajes que han sido parte activa y relevante de la historia e intrahistoria desaparecen del paisaje urbano, las ciudades marchitan un poco; empequeñecen.

Pero la luz de los recuerdos y su vida iluminan. Mirar atrás, con la perspectiva de la transcendencia y bajo el calor del inmenso cariño, reconforta y enorgullece. Duele la distancia, duele el no poder estar. Ya va siendo un sino en mi vida no poder hacerme presente en los momentos importantes de la gente que quiero. Y duele. Cuando esta mañana me ha llamado mi madre para comunicarme la triste noticia me hubiera gustado estar ahí, junto a ella. Ahora quisiera estar ahí, junto a mi tía y mis primos. Simplemente abrazarlos. Ya, ya sabemos que corresponden días; pero también sabemos que en ocasiones realmente no se puede. Y en eso me estoy especializando…

Se me agolpan los recuerdos: en casa de los abuelos, en su consulta, en Las Gaviotas tantos días de Navidad, en Barlovento tantos días de Reyes… Sus llamadas diarias el año pasado cuando yo estaba convaleciente de COVID y a él se le unían la medicina y el cariño del tío siempre pendiente. Tío Enrique, has sido un padrino extraordinario; cuánto te voy a echar de menos. Si miramos hacia atrás desenfocados puede parecer que la vida se nos marcha entre los dedos. No es así, hacemos la Vida diariamente y tu, hoy, has alcanzado su plenitud y máximo sentido.

La pena se mezcla con la satisfacción de que el P. Rafael Alonso CSsR, superior de los Redentoristas de Santander, ha sido quien le ha dado la Unción. Historias de mi propia vida que se juntan de una manera gozosa. Porque es la fe en la Resurrección lo que mantiene despejado el horizonte, el corazón firme y la mirada alta. Si alguien lee estas líneas, le pido que eleve una oración por el eterno descanso de su alma.

Tío Enrique, Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y San Enrique te habrán presentado ante el Señor; ya has visto cara a cara a tu Redentor. Que goces de la contemplación de Dios por los siglos de los siglos.

 


domingo, 9 de mayo de 2021

Amigos

 

Hay muchos pensamientos y reflexiones del Jesuita José María Rodríguez Olaizola con los que estoy de acuerdo. Podría decir que la mayoría, aunque no todos. Disfruto y crezco con sus libros. Es alguien sorprendente. Educado, afable, cercano, de un trato inusualmente cordial. Sonrisa franca y una paz en el fondo de su mirada que llega a ser contagiosa. En una ocasión recurrí a él para pedirle un favor sobre el TFG de mi mujer y su respuesta, consejo y asesoramiento no se hicieron esperar. No así algún otro sacerdote, divo de las redes sociales, con quien en aquel momento tenía mucho más trato; aún seguimos esperando respuesta.

Hoy soy un seguidor en la distancia de Olaizola y normalmente comparto sus tweets aunque o no esté de acuerdo o no lo esté al 100%, porque hacen pensar, reflexionar y crecer. La bondad y la belleza están tras cada uno de ellos. Además, no estar de acuerdo no quiere decir que el acertado sea yo… Esta mañana posteó uno con un pensamiento realmente atinado, mostrando una realidad que puede llegar a ser incómoda o dolorosa:


Ciertamente Jesús llama “amigos” a sus discípulos, los eligió como tales. Como Amigo suyo les contó lo más íntimo de su propia Vida, la relación con su Padre. Les contó aquello que el Padre le había confiado. Eso son los amigos, así son los amigos. Elegir a alguien como tal es un acto libérrimo, profundo y pleno de amor. No hace falta verse a menudo, simplemente basta con que ese acto de la voluntad individual y recíproca siga siendo íntimamente renovado.

Jesús nos habla hoy a nosotros. Nos elige como sus amigos. Me habla a mí. Me ha elegido como amigo suyo. Que yo responda a esa elección primera es un acto profundo, libre y pleno de mi voluntad. Pero es eso, una respuesta a una elección primera. Amar es un acto profundo, libre y pleno de la voluntad y, no nos engañemos, Él amó primero. Siempre hay alguien que ama primero.

Así es la amistad. Un acto consciente y voluntario. Jesús es el primer amigo. Creo que es por eso por lo que me gusta tanto la lectura del Evangelio de hoy, y la micro homilía de Olaizola en su tweet. Sé que se me ve el plumero, no dejo de ser hijo del Doctor de la oración, de San Alfonso Mª de Ligorio quien en Opere Asthetice ya nos dice: “Acostumbraos a hablarle de tú a tú, familiarmente, con confianza y amor, como a un amigo vuestro, el más querido que tenéis y que más os ama”…/…” a Dios le gusta que le tratéis con confianza. Tratad con El de vuestros asuntos, de vuestros proyectos, de vuestras penas, de vuestros temores, y de todo lo que os pertenece”. Quizás por eso entiendo la oración como una permanente y abierta conversación; en una conversación es tan importante hablar como callar para escuchar lo que el Otro tiene que decirnos. Y unas veces uno se enfada y no entiende, o no tiene ni palabras ni ganas de hablar. La reciprocidad de la amistad. Los amigos son así o no lo son.

Así que, amigos, animaos a acercaos a Él. Habladle con confianza absoluta. Recordad que Él os amó primero.

 

domingo, 2 de mayo de 2021

La sonrisa de Inma, la sonrisa del Evangelio

Hace 11 años en el santuario del Perpetuo Socorro de Madrid comencé a ver a un grupo de personas variopinto que campaba realmente por su casa. No sabía muy bien quienes eran, pero estaba claro que “pertenecían” a PS tanto como PS les pertenecía a ellos. Sí, cada una por separado y mezcladas las tres acepciones que de ese verbo nos da la RAE:

1. intr. Dicho de una cosa: Tocarle a alguien o ser propia de él, o serle debida.

2. intr. Dicho de una cosa: Ser del cargo, ministerio u obligación de alguien.

3. intr. Dicho de una cosa: Referirse o hacer relación a otra, o ser parte integrante de ella.

Poco a poco, a medida que de la mano del P. Jorge Ambel y junto a mi familia daba los primeros pasos por allí, yo iba siendo consciente de que aquellos que en un principio me parecieron “alguien” lo eran precisamente por ser servidores. Servidores de la Iglesia, del pueblo santo de Dios en la familia Redentorista. Ese grupo peculiar, pintoresco y heterogéneo eran los Misioneros Laicos del Santísimo Redentor y los Laicos Redentoristas de PS.

Con el correr del tiempo, llamado por San Alfonso, bajo la mirada de la Perpe y de la mano del P. Pedro López yo pasaba a formar parte de ese grupo como MLSR y un par de años después mi mujer como Laica Redentorista, llevando al paroxismo la definición de heterogeneidad.

De ese grupo, cuando aún no los conocía, me llamaba especialmente la atención una pareja con un pintón bárbaro. Lo que captaba mi interés -no sin un punto de desconcierto- era algo inusual: siempre los veía sonriendo. Pero no una sonrisa cualquiera, no. A la sonrisa de la boca le precedía siempre, como el anuncio de algo grande e importante, la que iniciaban sus ojos. Sonreían con el alma. Ellos no lo saben, pero sus ojos fueron para mí las trompetas de Jericó. Hablo de un matrimonio ejemplar, el formado por Inma Huerta Rodríguez y Antonio Fuertes Ortíz de Urbina, y a mi me evangelizaron con la mirada. 

Desde ayer 1 de mayo de 2021, Inma sonríe desde el cielo. La sonrisa del Evangelio, la sonrisa de Inma. Los MLSR estamos de luto, pero celebrando la Vida de Inma. El cariño de mi pequeña familia por Antonio e Inma es tan grande como la pena actual. Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y San Alfonso le habrán acompañado ante el Redentor. Imagino el abrazo del Señor al ver esa sonrisa y esa mirada.

Tengo el móvil inundado de mensajes de WhatsApp y todos coinciden en lo mismo: la bondad de Inma. Pero buena de verdad. El Señor estuvo grande con nosotros porque la puso en nuestro camino y ella llevó al Señor a tantos con la sencillez y limpieza de su mirada. Disfrutona, disfrutona a rabiar con la sencillez de la Vida. La última vez que estuve con ella, en la sacristía de PS preparando el Vía Crucis que nos tocó animar……cómo se le iluminaba la cara al hablar de sus nietos. Creo que jamás olvidaré nuestra discusión – la discusión de dos grandes peleones- el 8 de marzo de 2020, al salir de misa, a cuenta del puñetero virus que se la ha llevado; no puedo olvidarlo porque me di cuenta entonces de que sonreía incluso discutiendo.

Inma, háblales a San Alfonso y a la Perpe de este puñado de hijos suyos que tienen aquí; cuidadnos desde el cielo. La comunión de los santos nos hace seguir unidos. Muchos conocemos a santos en vida sin darnos ni cuenta, pero a veces sí que somos conscientes. Somos unos privilegiados, porque Inma ha sido uno de esos gozosos casos.

Inma, tu ya has visto cara a cara a tu Redentor. Ahora sabes cuánto os queremos. Trataremos de que esa sonrisa de Antonio continúe abierta. Rezamos por él y por vuestros hijos. Pedimos por ti, sí, pero también a ti.

Si hay alguien que lea esto, le animo a hacer lo mismo. Pedir porque Inma esté ya efectivamente con el Señor, pero con mi certeza íntima de poder pedirle a ella.