Scala News

lunes, 11 de marzo de 2024

Gerardo Carrión D.E.P.

 

Y viste a los hijos de tus hijas, y tus hijas fueron como renuevos de olivo alrededor de tu mesa, Gerardo.

Un maravilloso funeral celebramos el viernes en el santuario de Schoenstatt de Pozuelo de Alcarcón para pedir por el eterno descanso del alma de Gerardo Carrión Oria, sí, pero también para celebrar su larga vida. Quizás por ser alguien que se sabe no tanto herido de muerte como de Vida, me voy a permitir el lujo de confesar que vivo los acontecimientos luctuosos de la gente que quiero con una serenidad y una paz difíciles de explicar. En este caso ni Gerardo, ni Tille -fallecida hace ya 30 años- ni sus hijas, son unas personas cualesquiera. Son parte de mi propia historia. Ana, la pequeña de las cinco es uno de mis tres más antiguos amigos y uno es en gran medida quien es gracias a los amigos, a través de los amigos y a pesar de los amigos. De esos que lo son de verdad y se enraízan en uno mismo, como es el caso. Uno aprende a caer, a crecer, a querer y a levantarse con los amigos; a caminar, a sobrevivir. Y aunque los pasos naturales de la propia vida no nos lleven por el mismo camino, no quiere decir que no sean acompasados.

En este caso, además, lo es la familia casi al completo. Recuerdo que la primera vez que bailé fue en su casa en una fiesta para su prima Cristina y con su hermana Mariuca (muerto de vergüenza). Sus padres eran mucho, muchísimo más que los padres de unos amigos más. A Tille la quería una barbaridad. Pedreña, incluso alguna competición de coches Marcelino/Ciano de vuelta a Santander con parada para recoger moras. Recuerdos, montones de recuerdos que se agolpan en el corazón y la memoria. Recuerdos que me asaltaban la otra tarde en Shoenstatt, recuerdos como simples oraciones por Gerardo y por Tille cuando Ana publicó en Instagram un breve corte de su padre en el “Mariuca” en la bahía de Santander. Para rezar en ocasiones no hace falta hablar, a veces solamente basta recordar con cariño.

El lunes pasado, en la sala de Onco Health de la Fundación Jiménez Diáz, mientras me insuflaban la primera dosis de inmunoterapia, rosario en mano, pasaba las cuentas recordando. Sin nostalgia. Hay situaciones de la Vida en las que es bueno abrazar a los recuerdos, cuidarlos, mimarlos, porque esas vivencias que recordamos son regalos de Dios, regalos que en algún instante nos hizo y quedaron grabados en nuestra memoria y nuestro corazón. De muchos de esos momentos Gerardo, Tille y su prole fueron protagonistas para mi y para una gran parte de quienes rezábamos por él y arropábamos a sus hijas el viernes. Y entre los dedos de mis manos, mientras deslizaba las cuentas del rosario ajeno a que Gerardo se preparaba para entregar su alma al Altísimo, con uno de esos recuerdos venía el susurro de un "barbarroja", como me llamaba la guapísima Tille. 

Una vida larguísima y fructífera, una parte de mi Santander que desaparece y de la que a penas quedan cuatro o cinco personas. La flor de la canela de un mundo que debería perdurar en la memoria de la historia.

Gerardo, ya has visto cara a cara a tu Redentor, que goces de la contemplación de Dios por los siglos de los siglos.

lunes, 25 de diciembre de 2023

En la misa del Gallo


Un año más la pequeñez, la vulnerabilidad de Dios sale a nuestro encuentro se nos regala de una manera sorprendente. Año a año y, sin embargo, siempre de una manera nueva, siempre una nueva oportunidad tras las caidas e infidelidades precedentes.

No deja de sorprenderme su fidelidad para conmigo, para con nosotros sean cuales sean nuestras circunstancias. Ya en Adviento se me fueron presentando signos, a veces con caminos tortuosos e insospechados, en esta ocasión noticias médicas poco alagüeñas contrarrestadas por la cercanía y compañía en las redes desde el otro lado del charco. Años evangelizando en las redes y este Adviento el acompañado he sido yo de una manera original y caprichosa en la forma y el acento. Yo agradecido mientras a buen seguro Él sonríe.

Me acerqué anoche a la misa del Gallo por primera vez con bastón y con el corazón cargado de más nombres. Es curiosa la disposición que tenemos algunos al apego o afecto por los hermanos, llevo en mi corazón y recuerdo con nitidez no solamente a quienes han formado parte de mi vida de una manera sólida y sostenida en el tiempo, también rotros sin nombre de peregrinos acogidos en el Camino de Santiago durante los períosdos de servicio en Casa San Alfonso, a muchos anónimos que se acercaban a mi a través del Blog, o muchos de los indigentes sin hogar enfermos a quienes acompañaba a médicos u hospitales. Están tan dentro de mi corazón que son, sobre todo éstos últimos, quienes de algún modo me acompañan a mi en esta nueva etapa de mi vida. Una suerte de conocimiento con que el Señor nos bendice para llegar al afecto; quizás un don. El caso es que este año, en PS, ante el Pesebre mi corazón rebosaba nombres. Y agradecimiento.

La felicidad compartida en comunidad ese día es dificil de explicar. Mis hijas han ido creciendo año tras año ante el mismo Pesebre, compartiendo al acabar el chocolate caliente -sin gluten- en #Familia. Este año, que también tuvimos gracias a Dori un trocito casi en privado de La Mula, recordamos a quienes no pudieron acompañarnos.

Nunca, nunca, nunca me cansaré de dar gracias al Señor por mi vida, por mi mujer, por mis hijas, por mi familia, por mi Comunidad Redentorista, por quienes me rodean y acompañan desde cerca o desde lejos. La cuestión es si yo, desde las miserias de mi propia pequeñez soy capaz de ser al menos un tímido reflejo del amor de Dios para los demás, también tanto para los de cerca como para los de lejos, si bien el prójimo es precisamente el más próximo. 

Que sigamos juntos scalando en Familia, sosteniéndonos, orando unos por otros.

¡FELIZ NAVIDAD!

lunes, 16 de octubre de 2023

Bajo el Perpetuo Socorro de María

 La mano de Dios y el poder de la oración se nos hacen presentes en lo pequeño y en lo grande. Podemos verlo o no, podemos ser conscientes o no pero el poder de la oración, la mano de Dios y el Perpetuo Socorro de María nos acompañan siempre de manera tan gratuita e incansable como la acción de nuestros Ángeles de la Guarda individuales y personales. Estamos permanentemente bajo la atenta mirada del Todomisericordioso

Este fin de semana mi hija mayor estaba disfrutando en el campo con un amplio grupo de amigos, jóvenes sensatos, formados e íntegros; todos ellos. Celebraban el 18 cumpleaños de quien, junto a sus padres, los acogía. Una chica que es una hija más para nosotros, "la número 3".

María y yo acabábamos de llegar a casa tras la misa de una y aperitivo. Mientras comenzaba a preparar la comida consulté el móvil y vi que tenía una llamada perdida, la devolví y al otro lado del teléfono, la madre de "número 3" me comunicó rota de dolor y preocupación que varios de los chicos habían sufrido un accidente conduciendo dentro de la finca; nos quiso tranquilizar, pude hablar con Toya y, tras descargar a nuestra amiga de lo que era sin dudas una responsabilidad inexistente nos pusimos en marcha camino de un hospital de Albacete.

Recé y llamamos a unos contraparientes del lugar quienes de manera inmediata pusieron todo su corazón, esfuerzo, contactos y presencia al servicio de unos desconocidos que son los amigos de Toya, tanto como de mi propia hija. Iban acutando y nos iban tranquilizando y nosotros procuramos ir retransmitiendo la información que nos daban. Impagable su gran corazón. Dolores, Manuela y Pedro. Simplemente esos nombres que ayer se acercaron a un lugar preferente en la Mesa del Padre cuando llegue el momento. No tengo palabras suficientes para tanto agradecimiento. Más allá de un sentimiento de familia fueron un bálsamo también para todos los demás.

Llegar y abrazar al padre comprendiendo, poniéndome en su lugar. Gracias a Dios, pronto pudimos comprobar que todos movían los miembros y estaban razonablemente bien para lo que podía haber sucedido. Hoy sólo quedan dos ingresados un chico y una chica; rezad por los dos. Preservo nombres, que son lo de menos. Su intimidad es suya. Pero mío el orgullo infinito que sentí cuando nos dejaron entrar a verlos; orgullo por todos ellos. No pude sino íntimamente dar gracias a Dios. La imagen era impactante por la unión, el cariño y la serenidad que mostraba de esas grandes personas. Lo de ayer, sea lo que sea lo que depare el futuro a cada uno de ellos, sean cuales sean sus caminos en la Vida, fue la expresión patente de que los amigos de verdad son la familia que uno elige.

Cuando llegaron las primeras personas a auxiliarles, según me contaron con todo lujo de detalles, se encontraron un silencio sobrecogedor, roto por los sonidos de las quejas de algunos esparcidos por el suelo, uno de ellos atrapado bajo el vehículo y todos rezando. Sí, rezando. Jóvenes de 18 años. Los chicos afanándose para levantar el coche y tratar de aliviar a quien estaba atrapado. Rezando. Creo que es importante decir que este tipo de juventud existe. No es un cuento. Y no son pocos; son legión aunque no hagan el ruido estridente con que nos ensordece el Mal. Me mostraron fotos.....sin comentarios..... Cuando las ví, de manera instantánea recordé que cada día -también ayer-, antes de ir a trabajar, cuando salgo de paseo con el perro a las 7 de la mañana rosario en mano, dentro de mi retahíla de encomiendas siempre, siempre, están los amigos de mis hijas. Recordé que a cada una le acompaña siempre una reliquia de San Gerardo CSsR (hoy, 16 de octubre es su Festividad litúrgica). Recordé que era Santa Teresa de Ávila, la Santa de cabecera de San Alfonso Mª de Ligorio. Recordé que, como archicofrades, siempre están amparadas por el Perpetuo Socorro de María. Pensé en el ajetreo del Ángel de la Guarda de cada uno de ellos. Pensé en los padres, en ellos rezando en ese momento......no puedo expresar el orgullo infinito por ese grupo de amigos y un tímido destello de satisfacción porque vamos cumpliendo con nuestra misión como custodios de sus Vidas.

Un accidente tonto, sin culpa alguna de nadie, de absolutamente nadie. No fue una mala suerte. Muy al contrario, sus Ángeles de la Guarda, sus Santos Patronos y María se ocuparon de ampararlos. Actuaron directamente. Y también lo hicieron a través de quien tuvo el valor de sobreponerse, coger otro coche y salir corriendo a pedir ayuda; a través de quien rápidamente llamó para avisar a padres y 112. Los brazos de esos chicos tratando de alzar el coche para aliviar a su amigo fueron la fortaleza misma del Señor. Y todos ellos rezando, un córo de Ángeles bajo el Manto protector de María.

Ahí estaban la fe y el poder de la oración.

Os pido que os unáis a mí en acción de gracias porque hoy no lloramos aunque continuamos rezando. Y os pido también que os unáis en oración por los dos hospitalizados, para que se recuperen pronto.

Aquí seguimos, scalando en Familia. Y hoy, como Redentoristas, especialmente acogidos a la protección de San Gerardo María Mayela CSsR.

jueves, 14 de septiembre de 2023

15 de septiembre, día mundial del linfoma

 

15 de septiembre, día mundial del linfoma. Pues eso. Nunca he sido nada de “días internacionales” absolutamente nada; nada de nada.

Pero este año me ha tocado a mi, de modo que aunque solamente sea en esta ocasión, aquí está mi microgranito de arena para dar visibilidad al linfoma, al muy poco habitual cáncer que me ha tocado en el sorteo de enfermedades raras: Macroglobulinemia de Waldenström

Lo primero que quiero decir es que me encuentro razonablemente bien y que, teniendo en cuenta las otras tres opciones que se barajaban estoy simplemente feliz.

Las formas de reaccionar cuando a uno le van barruntando que tiene algún tipo de cáncer, son tan variadas como enfermos de cáncer hay. Cualquier reacción es o puede llegar a ser comprensible y no somos quienes para juzgarlas. Eso que quede claro. Por lo tanto, la mía también.

Yo siempre he preferido ponerme en lo peor, que de ahí sólo se puede mejorar (es mi manera de afrontar las dificultades). Y así hice hasta el diagnóstico definitivo, donde MW ganó la carrera. Lo primero que pensé es que he tenido una vida magnífica (con todos los altibajos que se quieran y con etapas duras), pero estupenda en su conjunto. Una familia incomparable, unos muy buenos amigos (incluso los que salieron en desbandada o aquellos de quienes simplemente no sé nada, cada uno lo fue en su momento; la permanencia, como en el amor, es un acto de la voluntad)… 56 años plenos. Siempre he tenido claro que me voy a morir, por mucho que no tuviera ni idea ni del día ni de la hora (tampoco ahora). Y siempre he tenido una fe clara, aunque no sea ni haya sido ningún angelito. Creo sinceramente que esto último (la fe), además de la educación vivida y mi propio carácter, marcan la diferencia. La posibilidad de que mi paso por aquí tuviera un final cercano me producía una tristeza infinita por mi madre de 89 años, por encima de mis hijas o mi mujer. Mis hijas tienen ya 18 y 16 y la mejor madre que uno pudiera imaginar; mi mujer, a quien la propia vida le ha hecho tremendamente recia, la edad y el carácter suficientes para sobreponerse. Pero para una madre sobrevivir a un hijo no es algo precisamente fácil. La pena era por ellas, no por mi.

Desde el minuto uno decidí no dedicar ni un pensamiento al pasado, que está acogido a la Misericordia de Dios, y encarar el futuro no con tranquilidad, con alegría, pensando en la inmensa suerte de poder prepararme al máximo con una tranquilidad inexplicable. Encomendé oraciones a un puñado de mis Redentoristas y a algún otro sacerdote. La reacción inmediata del P. Ortiz, la conversación serena y clara con el P. Caballero, las palabras del P. López, el consuelo profundo, realista y sereno del P. Chacón, la oración de monseñor Vidal. Y algunos amigos como Miguel, Ana, Almudena, Rafa, Gonzalo o Suyapa quienes estuvieron presentes en el momento de la incertidumbre, y José Manuel un extraordinario compañero de trabajo. Y por supuesto María, siempre María, mi mujer. Y yo encomendándome al venerable P. Francisco Barrecheguren, por aquello de que los dos somos redentoristas y ambos estábamos necesitados de un milagro, él para conseguir su beatificación (https://www.barrecheguren.com/p-barrecheguren-cssr ). Llegado a este punto me ocurrió – y me sigue ocurriendo- algo un tanto peculiar y es que no me atrevía a pedir que desapareciera el bicho; sólo le pedí tiempo, que me concediera tiempo para dejar al menos a mis hijas con las carreras terminadas. Eso fue lo que pedí. Por lo demás decidí no preocuparme lo más mínimo por aquello que no estaba ni está en mi mano.

Y mientras, las niñas con su verano, su JMJ, sus viajes y todo lo propio de sus edades. No quería generar a nadie más ansiedades innecesarias hasta la sentencia definitiva. Entretanto fuimos los cuatro a Santo Toribio de Liébana -éste es Año Santo lebaniego- a ganar el jubileo. Me confesé allí y fue simplemente extraordinario. Y una Paz que espero no perder. Y una felicidad y Esperanza por el futuro esperado cuando todo esto acabe que confío en que perdure.

Llegó el 7 de agosto, y en la Fundación Jiménez Díaz nos dieron el diagnóstico, Macroglobulinemia de Waldenström, un cáncer de sangre muy poco frecuente. No tiene cura, pero si muy buenas opciones de tratamiento y tiende a hacerse crónico. Con lo que el futuro, a no ser que Dios decida otra cosa, parece que por el momento seguirá por aquí…. Comunicar a mi madre, a mis hijas, a mis amigos más cercanos esta noticia fue algo magnífico, porque lo que se manejaba podía haber sido algo más inmediato.

Pero soy consciente de que no todos reaccionan de la misma manera por lo que os pido hoy que recéis por los asustados, por quienes están o se sienten solos, por quienes no tienen fe, por los médicos y los investigadores, por hematólogos y oncólogos.

Esta es mi manera de encararlo. Sin miedo a la palabra cáncer. Sin miedo al futuro, corto o largo. Ni una batalla que vencer, ni un partido que ganar. Simplemente, cada día un día por vivir; cada día una eternidad. Y el resto, todo, en manos de Dios. 

Y después, a quienes aquí queden les seguirá visitando cada mañana el Sol que nace de lo alto…

Así que, aún continúo scalando en Familia.

viernes, 4 de agosto de 2023

Cabemos TODOS, TODOS, TODOS

 

Las palabras del Papa a los jóvenes en el Parque Eduardo VII me parecen para enmarcar. Y todos los congregados coreando: “En la Iglesia caben todos, todos, todos”, no es más que un grito de esperanza en la propia Iglesia, en los jóvenes, en la humanidad.

Debemos repetirlo y creerlo. No creerlo es sencillamente o carecer de fe o tener una fe débil.

Gracias a Dios que cabemos todos, todos, todos….porque en ese “todos” estoy también yo…..y tú que no estás de acuerdo. Entramos los pecadores y los que se creen puros; entramos con nuestras dudas y nuestras flaquezas. Somos parte de la Iglesia con nuestros aciertos y nuestras miserias; caídos unas veces, ayudando a levantarse al hermano, otras.

Cabe el rígido con su dedo acusador y cabe el laxo que piensa que todo vale. Cabe el que se cree excluido y cabe el que excluye. Caben los extremos precisamente porque, felizmente, la Misericordia nos alcanza a todos. ¡Qué sería de mi sin la misericordia de Dios!

Si no fuera por la Misericordia yo no cabría en la Iglesia. Si no fuera por la Misericordia la Esperanza decaería. Si no fuera por la Esperanza la noche reinaría.

Las palabras de Francisco ayer muestran al Espíritu en el Pastor y reconcilian al hombre consigo mismo y con la Iglesia. Son pura esperanza evangélica, son una nítida expresión de la benignidad pastoral de la que centenariamente tienen por bandera los Redentoristas. Y el propio Papa nos insta a que, si no hay sitio para todos, lo hagamos.

Enseñanza y encargo. Hace apenas tres días celebrábamos a San Alfonso María de Ligorio, el gran santo de la oración. ¡Cuán necesario es hoy en día retomar sus enseñanzas frente al rigorismo y el laxismo!

Señores, tengamos claro que cabemos todos, el amargado, el iluso…..y es labor de cada uno de nosotros invitar a TODOS. Lo que incluye a los alejados, a los que no conocen a Cristo, a los errados….y sea conflictivo o no, a los fieles de otros credos, si no fuera así ese “todos” sería incompleto o sería falso.

Mi hermano Damián Mª Montes CSsR -sí, mi hermano-, decía hoy en Twitter: “Es precioso: nuestra tarea como Iglesia es echar la red y recoger TODO tipo de peces. Lo de después (separar buenos y malos) es tarea de Dios.” No puedo estar más de acuerdo con él en cuanto a la acogida, 100% de acuerdo. Y coincido plenamente con que no es nuestra tarea juzgar quién es bueno o malo a ojos de Dios; no lo es en absoluto.

Echar la red y recoger a todo tipo de peces y además hacerlo con Amor. A partir de ahí, ese Amor implica también enseñanza, didáctica y corrección, como hacemos los padres con nuestros hijos. El propio San Alfonso nos habla a los padres en ese sentido:

…/… Un padre tiene la obligación de instruir a sus hijos en las verdades de la Fe. …/…Los padres religiosos no solamente pueden instruir a sus hijos en estas cosas, que son las más importantes, sino también pueden enseñarles lo que se debe hacer cada mañana al amanecer. Enseñarles primeramente agradecer a Dios por haber preservado su vida durante la noche, en segundo lugar, ofrecerle a Dios todas las buenas acciones que harán y todos los sufrimientos que pasarán diariamente, también implorar a Jesucristo y a Nuestra Santa Madre María que los preserve de todo pecado durante el día. Enseñarles, al anochecer hacer un examen de conciencia y un acto de contrición. También les deben enseñar actos de Fe, Esperanza y Caridad, a rezar el Rosario, y visitar al Santísimo Sacramento.”

Pero no podremos hace eso, no podremos instruir, si en primer lugar y ante todo, no acogemos a TODOS. Sin juzgar y con esa alegría que da la fe y el encuentro con Cristo. Con esa alegría sana y profunda que estamos viendo estos días por las calles de Lisboa.

Interioricemos con convicción que cabemos TODOS, TODOS, TODOS.

lunes, 31 de julio de 2023

#JMJLISBOA2023

Hace 12 años, en la misa final que celebramos en el Santuario del Perpetuo Socorro de Madrid con motivo de la #JMJMadrid2011, pedí porque en el futuro mis pequeñas hijas tuvieran la oportunidad de vivir una experiencia similar en una JMJ en algún lugar del mundo. Lo recuerdo con nitidez.

Recuerdo con nitidez aquellos días, mis servicios como voluntario Redentorista y los meses de servicio en Acreditación de Sacerdotes en San Juan de la Cruz. Recuerdo a los peregrinos acogidos en IES Santa Engracia, a la mejicana de 16 años perdida, los ojos de Benedicto XVI, a un joven estudiante Redentorista a quien presté mi acreditación para que pudiera entrar en Cuatro Vientos. Recuerdo la sonrisa de un hombre bueno en la oficina de San Juan de la Cruz durante los meses de trabajo para la acreditación de los sacerdotes que venían de todas partes del mundo, recuerdo su mirada de hombre bueno, recuerdo sus silencios de hombre bueno, recuerdo sus comentarios de hombre bueno; recuerdo que me sorprendió su bondad. Con el tiempo ese hombre bueno, ese joven sacerdote, se convirtió en Monseñor Jesús Vidal, obispo auxiliar de Madrid. Varios de aquellos peregrinos, varios de los que María y yo llamamos cariñosamente como “nuestros chicos” son hoy sacerdotes Redentoristas que acuden desde sus respectivas parroquias guiando a sus propios grupos de peregrinos. Que Nuestra Señora del Perpetuo Socoro los acompañe.

Mi pertenencia a la familia Redentorista, amistades creadas en esa época como la de todos “nuestros chicos”, como la del propio Jesús Vidal, son una infinitésima parte de las gracias recibidas durante esos días. La constancia, la pervivencia en el tiempo muestran la solidez de lo vivido, la riqueza de una fe sólida. Aquel joven estudiante Redentorista, el hoy Padre Víctor Chacón CSsR, me ha regalado recientemente una de las más hermosas, clarificadoras, esperanzadoras y serenas conversaciones por whatsapp que he tenido en años.

Fueron días intensos que permanecen en la memoria y en el corazón. Días que cerramos con aquella Eucaristía en PS en la que pedía que mis hijas pudieran vivir algo similar. Puede parecerme mentira, pero los bocados del tiempo hacen que la Vida parezca un instante y el momento ya ha llegado para ambas. Las dos participan como peregrinas en la JMJ de Lisboa. Toya con un grupo de la parroquia de San Josemaría Escrivá de Aravaca y Paula con su grupo (bueno, grupo….. son varios los autobuses que han salido del santuario de Pozuelo de Alarcón…) de Schoenstatt. El Señor nos concedió el regalo y la misión, a mi mujer y a mí, de ser custodios de las Vidas de dos personitas que van creciendo, dando sus propios pasos y tomando sus propias decisiones. Las dos son peregrinas, cada una recorriendo su propio Camino.

Obviamente es a ellas a quienes encomiendo principalmente junto a mis sobrinos Lefort y a una joven amiga de Toya, María S. (pido por su propio camino interior). Hoy me ha llegado una foto de Paula junto a sus primos que vale un mundo; unos sobrinos que son mucho más que unos simples sobrinos, aunque eso ya sería bastante. #FamiliaPeregrina Que el Señor toque el corazón de todos y cada uno de ellos.

Que Él toque el corazón de cada peregrino, de cada joven dubitativo y escéptico que acude a estas jornadas simplemente por ir, por pasar unos días más o menos divertidos. Mente abierta, corazón abierto. Comprenderán el verdadero sentido de lo que es una Iglesia peregrina en la tierra; vivirán de cerca la expresión más palpable de la Institución más diversa y plural del mundo.

Aquel entonces estudiante Redentorista me dijo algo hace doce años que me sorprendió, y cuánta razón tenía: Yo no vengo a ver al Papa, vengo a encontrarme con Cristo.

Que se dejen encontrar por Cristo.

lunes, 12 de diciembre de 2022

Sin aspavientos

 

Hacía mucho tiempo que no me acercaba al teclado con intención de publicar algo. Tras unas cuantas personas que me pararon, encantadoras, porque me seguían por aquí tuve la incómoda sensación de que empezaba a parecer más importante el mensajero que el mensaje. Y eso es lo último. Coincidió más o menos en el tiempo con una petición que me hicieron para dar unas charlas a sacerdotes en una diócesis del Levante español. No me sentí digno de ello, pero luego pensé que si una cierta congregación eligió en su momento a monseñor Setién para dar un retiro a sus sacerdotes, mucho menos daño iba a hacerles yo estos. Finalmente, no cuajó y el caso es que yo he ido dejando que el blog repose.

Sin embargo, ayer estuvimos en la misa final de un retiro de fin de semana al que acudió mi mujer en la Comunidad de Madrid, y anduve dándole vueltas sobre si escribir o no hacerlo. Partamos de la base de que a mí, personalmente, no me gustan nada los retiros por sexos. No entiendo el concepto. Menos aún cuando se trata de gente casada. Yo no soy yo desde el 31 de octubre de 2003; desde ese día soy yo con María, mi mujer. Un todo compacto junto a Cristo. Por mucho que sorprenda es así. Y así de bruto soy y lo digo. Me parece casi atentar contra la base misma del sacramento del matrimonio esa separación de un todo compacto que se perfecciona día a día; lo encuentro casi aberrante. Además, no hay un Evangelio para hombres y otro para mujeres. Insisto, así de bruto soy. Como tampoco me gustan las reuniones de amigos en la que acaban hombres por un lado y mujeres por otros; me produce una pereza monumental.

Ella quiso ir y fue. Y yo me disponía a escribir sobre eso cuando recibí una llamada que me hizo cambiar el rumbo -claramente Dios no quería que me pronunciara más sobre el tema en público-. Lo tengo claro.

Recibí una llamada de un consultor de Michael Page para preguntarme sobre una cierta persona. En mi antigua empresa pasamos unos últimos meses bastante penosos, trabajando sin cobrar, hasta el cierre concursal el pasado 27 de octubre. Yo he sido un auténtico privilegiado porque recibí varias ofertas espontáneas y ni siquiera tuve que pasar por el SEPE. Me pidió referencias de un ex compañero de trabajo y le di los datos y los contactos de otros 8. Excelentes profesionales que han estado dejándose la piel en su trabajo hasta el último minuto incluso sabiendo que estábamos avocados al cierre. En esa llamada comprendí que Cristo necesitado estaba en ese puñado de personas con las que he compartido el día a día laboral durante seis años, ahora en paro y acercándonos a la Navidad… y me pareció mucho más importante, necesario y justo tratar de echarles una mano.

Aunque pueda parecer lo contrario no soy ni de aspavientos ni de ir buscando teofanías por las esquinas. He tenido la suerte de sentir a Jesús vivo a mi lado y en mí desde niño de la mano de Calasanz; de mayor rasgó la máscara de mi debilidad un recién ordenado sacerdote Redentorista en una micro homilía durante una misa de diario un 12 de mayo y me topé, de nuevo, con Él (estaba donde siempre había estado, que es donde siempre está). La madrugada del 15 de agosto de 2002 le sentí con una nitidez y fuerza inexplicables en el revoloteo de las pestañas de María cuando volteó la cabeza para mirarme mientras nos presentaban; no éramos dos, éramos tres, El, María y yo. 

Con todo y a pesar de los pesares, uno cae, y se levanta. Tropieza y vuelve a caer casi como el día de la marmota. Pero esa tozudez innata y la perseverancia marca de mi padre San Alfonso hace que uno siga levantándose y levantándose. Sin más.

Él está en las cosas pequeñas y sencillas. Ahí es donde yo le encuentro. Ayer, tras la misa de ese retiro se nos acercó una señora y les dijo a mis hijas: “vosotras claro, ¿en esto de la fe “cero” verdad???”. Alucinante pero cierto. Tal cual. Sentí cómo invadían su intimidad desde la supina ignorancia y, por supuesto, quien inquiría se mostraba evidentemente superior, en un estadío casi inalcanzable del proceso de fe. No dejé que contestaran ellas; lo hice yo. Sorprendentemente calmado y tranquilo.

Y como el Señor va escribiendo tranquilo, pues esta mañana al despertar me topé con este hilo de mi amigo el Padre Patxi Bronchalo (imperdible): https://twitter.com/PatxiBronchalo/status/1602070166090797057

Perdonadme por lo extenso de hoy, pero es que una vez más Él se me ha mostrado en los humildes y en lo insignificante de una llamada de teléfono. Sin más. No me hace falta más que continuar scalando en familia. En gerundio. Y dando gracias, que también es gerundio.

lunes, 11 de abril de 2022

Antes de que cante el gallo

 

Ayer fue sin duda un domingo peculiar. Por diversos motivos felizmente resueltos salimos tarde de Madrid camino de Santander, donde pasamos con mi madre la Semana Santa. Nuestra intención era haber llegado a misa de 19:00h a casa, a los Redentoristas del Alto de Miranda. No fue posible, de modo que acudimos a la de 20:00h en la Catedral-Basílica de Santander.

Sencilla e impactante homilía que me centró de pleno en la Semana que comenzaba. Un repaso a mí mismo y mis caídas. En ese repaso y caídas iban incluidos algunos de mis amigos; alguno de los amigos que persisten y permanecen. Otras personas deciden auto diluirse en un recuerdo, cierran etapas. Yo soy más de permanecer. Pido por todos; por los unos y los otros. Domingo de #Pasión

Mi sorpresa, mi gratísima sorpresa, vino al salir de la celebración. Mientras yo estaba en misa, poniendo también a mis amigos a los pies de la Cruz, se ve que alguno de ellos estaba haciendo lo mismo. Recibí un WhatsApp suyo desde la Catedral de St. Patrick en Nueva York, donde estaba pidiendo por nosotros. No creo que se imagine cuantísimo se lo agradecí; es imposible.

Tras escuchar la Pasión y cómo Pedro negó tres veces a Cristo y yo repasaba…. Un regalo, un auténtico regalo; un impagable regalo en el mejor momento.

Le negamos también cuando negamos a los demás. No merece la pena escuchar el canto del gallo y lamentar. Estamos a tiempo. Aún estamos a tiempo. Aprovechadlo; yo lo haré con un par de manos sobre mi cabeza para continuar scalando en familia.

viernes, 25 de febrero de 2022

Mártires en UCRANIA

 


El horror de la guerra vuelve a sembrar el paisaje de Europa. Un loco mesiánico de nuevo siembra de terror, sangre y muerte su paso por la historia.

Europa y la OTAN dejan a su suerte a Ucrania. La injusticia de un loco y la injusticia del buenismo que, como nueva religión inquisitorial, se convierte en una imagen más del mal. Ambas caras de una misma moneda.

Ni la retórica, ni las lucecitas de colores, ni las melifluas imposturas (que hoy nos empujan a que sean de obligado cumplimiento) sirven más que para que el tirano invada a sus anchas y la muerte enarbole su bandera.

El 22 de febrero, Su Beatitud Sviatoslav Shevchuck, Arzobispo Mayor de Kiev-Halyč y Primado de la Iglesia greco-católica ucraniana se dirigía a los fieles de Ucrania y, en ese llamamiento decía lo siguiente:

Consideramos que la defensa de nuestra tierra natal, nuestra memoria histórica y nuestra esperanza, nuestro derecho dado por Dios a existir son responsabilidad personal y deber sagrado de los ciudadanos de Ucrania. La defensa de nuestra patria es nuestro derecho natural y nuestro deber cívico. Somos fuertes cuando estamos juntos. Ha llegado el momento de unir nuestros esfuerzos para defender la independencia, la integridad territorial y la soberanía del Estado ucraniano.”

Nuestra Ucrania, que el mundo llamó con razón "tierras de sangre", empapada tantas veces con la sangre de los mártires y luchadores por la libertad y la independencia de su pueblo, nos llama hoy a defender nuestra patria, nuestra dignidad ante Dios y la humanidad, nuestro derecho a la existir y el derecho a decidir sobre su propio futuro "

Nuestra Santa Iglesia mártir siempre estuvo, está y estará con su pueblo! Esta Iglesia, que ya experimentó la muerte y la resurrección, como Cuerpo de Cristo Resucitado, sobre el cual la muerte no tiene poder, el Señor la entregó a Su pueblo en las aguas bautismales del Dnipró. Desde entonces, la historia de nuestro pueblo y de su Iglesia, la historia de su lucha por la liberación, la historia de la encarnación del Verbo de Dios y la manifestación de su espíritu de verdad en nuestra cultura se entrelazaron para siempre. ¡Y en este momento dramático nuestra Iglesia, como madre y maestra, está y estará con sus hijos, los protegerá y los servirá en el Nombre de Dios!”

“Seguimos pidiendo a la comunidad internacional que se una a nosotros, que crea en Ucrania que hoy defiende la paz en Europa a costa de la sangre de sus propios hijos. Todo esfuerzo en todos los campos es muy importante”.

“¡Nuestra esperanza está en Dios y nuestra victoria será su regalo!”

Son las palabras de un hombre verdaderamente de Dios y, por lo tanto, no de un hombre blando. Son las palabras de un líder y de un patriota. Son las palabras de un hombre verdaderamente de Dios y, por lo tanto, de un hombre fuerte. Benignidad frente buenismo. Benignidad como antítesis de buenismo. Juan 18:23

Esta invasión de Ucrania por parte de Putin, además de la consecuencia de la labor nunca enfrentada de un loco, es un mercadeo de tierras, almas y poder. La inacción cómplice del resto del mundo no deja de ser otro mercadeo de gas, energía y dependencia. Esos mercaderes estuvieron a las puertas del templo de Ucrania que es su frontera. Mateo 21:12-17 Marcos 11: 15-18 Lucas 19: 45 Juan 2: 13-25 Ya nos dice Mateo que los principales sacerdotes y los escribas se indignaron…. Sin embargo, Sviatoslav Shevchuck sí es un hombre de Dios y por eso clama…

Ya demandará Dios cuentas a todos. A todos.

Yo hoy rezo por Ucrania y lo hago solicitando la intercesión de los beatos mártires Redentoristas de Ucrania Mykolay Charnetskyi, Vasyl Vsevolod Velychkovskyi, Iván Ziatyk y Zynoviy Kovalyk ( https://www.redentoristas.org/santos.../martires-de-ucrania/ ).

Ellos fueron martirizados por el régimen comunista soviético, el mismo régimen que educó a Vladímir Vladímirovich Putin…

¿Os unís en oración?

"Dios todopoderoso y eterno, que salvó a los hombres en la cruz de Cristo, por los méritos y la intercesión del beato Nicolás, obispo y compañeros mártires Basilio, Zenón e Iván, concédenos la paz y perseverar con fe en la adversidad para disfrutar con ellos de la bienaventuranza eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que es Dios, y vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos."

lunes, 6 de septiembre de 2021

Padre Eulogio Belloso CSsR D.E.P.

Hace tiempo que no escribo por aquí, incluso siendo consciente de que el silencio también es expresivo. Seré breve.

Hoy lo hago para pedir oraciones por el Padre Eulogio Belloso, un sacerdote Redentorista que llevaba ya varios años en la Comunidad de Santander. Le queríamos mucho, no podía ser de otra manera. Cada vez que íbamos a Santander de vacaciones y entrábamos en la sacristía del Alto de Miranda, cuando le tocaba presidir a él, nos recibía una sonrisa que era un abrazo en sí mismo. La sonrisa de sus ojos nos daba ese abrazo de familia que solamente se reconoce cuando se recibe. Nos reconocía y percibía como unos pequeños miembros más de esta familia. Tras los piropos a las niñas comenzaba a repartinos lecturas o cosas que hacer, aunque ya lo tuvieran todo preparado los fieles del lugar… Él era así.

Recuerdo especialmente las Semanas Santas y la intensidad de las Soledades de María que preparaba. Y sus homilías, con una voz profunda y grave que llenaba el templo como una oración rotunda.

La misma sonrisa con la que nos reciben Rafa Alonso, o Víctor Roca, o Javier Recio…

Hoy rezamos por el Padre Eulogio, y si alguien lee estas líneas le agradeceré una oración por su alma. Pero confieso que también le rezo a él, que interceda por esta pequeña familia y por la Iglesia.

Un sembrador cuyos frutos continúan. El ciclo de la Vida. Y la gracia de Dios que continúa regando de vocaciones a esta Congregación. El pasado sábado profesaba en el santuario del Perpetuo Socorro de Zaragoza Daniel Torrubia, quien vendrá a Madrid junto a varios jóvenes más a una nueva comunidad de formación. Ya puestos a rezar, pues os los encomiendo. El Padre Belloso velará también por ellos.

Eulogio, ya has visto cara a cara a tu Redentor; que goces de la contemplación de Dios por los siglos de los siglos.

martes, 1 de junio de 2021

Enrique Pérez-Llantada D.E.P.

La pena empaña el corazón y riega los recuerdos con lágrimas. Qué importantes son los recuerdos, esa argamasa de la vida que te sostiene en la soledad y la distancia. Hoy, mi queridísimo padrino, ya nos cuida desde el cielo. Sin sufrir. Prácticamente perfecto hasta el final.

Esa pena se despeja con los recuerdos que engrandecen el alma. Una parte de mi ciudad, Santander, va desintegrándose. Enrique Pérez-Llantada, miembro de una saga familiar insigne de médicos, se ha apagado. Cuando cierto tipo de personajes que han sido parte activa y relevante de la historia e intrahistoria desaparecen del paisaje urbano, las ciudades marchitan un poco; empequeñecen.

Pero la luz de los recuerdos y su vida iluminan. Mirar atrás, con la perspectiva de la transcendencia y bajo el calor del inmenso cariño, reconforta y enorgullece. Duele la distancia, duele el no poder estar. Ya va siendo un sino en mi vida no poder hacerme presente en los momentos importantes de la gente que quiero. Y duele. Cuando esta mañana me ha llamado mi madre para comunicarme la triste noticia me hubiera gustado estar ahí, junto a ella. Ahora quisiera estar ahí, junto a mi tía y mis primos. Simplemente abrazarlos. Ya, ya sabemos que corresponden días; pero también sabemos que en ocasiones realmente no se puede. Y en eso me estoy especializando…

Se me agolpan los recuerdos: en casa de los abuelos, en su consulta, en Las Gaviotas tantos días de Navidad, en Barlovento tantos días de Reyes… Sus llamadas diarias el año pasado cuando yo estaba convaleciente de COVID y a él se le unían la medicina y el cariño del tío siempre pendiente. Tío Enrique, has sido un padrino extraordinario; cuánto te voy a echar de menos. Si miramos hacia atrás desenfocados puede parecer que la vida se nos marcha entre los dedos. No es así, hacemos la Vida diariamente y tu, hoy, has alcanzado su plenitud y máximo sentido.

La pena se mezcla con la satisfacción de que el P. Rafael Alonso CSsR, superior de los Redentoristas de Santander, ha sido quien le ha dado la Unción. Historias de mi propia vida que se juntan de una manera gozosa. Porque es la fe en la Resurrección lo que mantiene despejado el horizonte, el corazón firme y la mirada alta. Si alguien lee estas líneas, le pido que eleve una oración por el eterno descanso de su alma.

Tío Enrique, Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y San Enrique te habrán presentado ante el Señor; ya has visto cara a cara a tu Redentor. Que goces de la contemplación de Dios por los siglos de los siglos.