Scala News

jueves, 27 de septiembre de 2012

Beato Gaspar Stanggassinger CSsR


La misa de siete de la tarde en PS (veintiseis de septiembre) ha sido una Eucaristía especial. Por muchos motivos, alguno demasiado personal. Celebrábamos la memoria del joven  sacerdote  Redentorista alemán Beato Gaspar Stanggassinger (http://www.redentoristas.org/beatostanggassinger.html#beatostanggassinger). Fue un hombre normal, sencillo y discreto que, con los pies en el suelo, buscó el Espíritu de santidad en su vida diaria, sin estridencias; y a su vida diaria lo llevó. Su acercamiento a la Congregación se produce tras una confesión general, y años más tarde escribiría: “me he dado cuenta de que con los Redentoristas puedo vivir una vida en Dios, con Dios y para Dios”. En fin, que creo que aquí mismo podría dejar de escribir… Pero seguiré, porque hay más matices y aspectos que han hecho de la celebración de hoy algo especial para mí.

·        Que ha sido una misa normal, con la gente habitual (puede que alguno más), sin estridencias y sencillita (salvo el asombroso milagro que se vive en cada Eucaristía, obviamente). Todo normal, al estilo de Gaspar.

·        Que yo tengo un cariño y una admiración especiales por los jóvenes de mi parroquia, y había empleado mis escasos cuarenta minutos de la comida en tratar de meditar (ante un pincho de tortilla, eso sí) sobre lo que se puede leer en el link de arriba, y vi mucho de su trabajo pastoral en lo que observo en PS de, con, por y para esos jóvenes.

·        Que en la Provincia Redentorista de España es el Patrón de formadores, formandos y de las vocaciones a la vida misionera Redentorista, y desde que puse el pie en el Santuario tenía en mi cabeza a unos jóvenes (dos de ellos vocaciones surgidas en PS) que este mismo mes han comenzado su camino como postulantes. Llegó el momento en que el oficiante les nombró y… buuuuuuuum el latido hizo que sintiera de golpe cómo la sangre irrigaba la yema de mis dedos.

·        Que, para colmo de felicidad, leí la lectura previa al Evangelio.

·        Que en tanto del joven sacerdote que oficiaba veía al Beato del que hablaba; como leyendo sobre Stanggassinger durante el almuerzo le veía a él sin imaginar que le iba a encontrar celebrando.

·        Que tras la Comunión, mientras daba gracias por tanto, me vino espontáneamente a la cabeza la larga conversación que mantuve el martes pasado con otro sacerdote Redentorista en PS; y agradecí el inicio en la conjugación de dos verbos: SER y estar.

Y salí del templo plenamente feliz, camino del super y luego de mi casa en donde ya estaban mi mujer y mis hijas. Entré y me encontré a las niñas ya cenando. Las vi y fui consciente de la alegría de pretender la santidad Scalando en Familia.

Todo muy normal, sencillo y discreto; como la Vida misma. La vida interior que pretendo que sea exterior. Y ahora que me doy cuenta de esto, acabaré con una frase de Gaspar: “nuestra vida interior es nuestra verdadera vida”.

lunes, 24 de septiembre de 2012

Insignificante


No deja de impresionarme cómo el Señor nos sale al encuentro de la manera más insospechada, y siempre en el momento más apropiado.

Hace apenas diez minutos estaba en fase reproche mental por resultar transparente, o más bien opaco. Justificados o no, ese tipo de reproches son todo menos sanos; de hecho puede que incluso se den de patadas con la idea de “insignificancia” que esta misma tarde he escuchado en la homilía en misa de 21h en PS. Pero bueno, uno es torpe y débil y reflejan una buena dosis de ombligocentrismo por mi parte (como diría alguien querido).

Y como torpe y débil, andaba yo mirándome el ombligo, a vueltas con las sutilezas repetitivas sobre los  "recién llegados” frente a "quienes llevan toda su vida" (qué pensaría Jesús de eso), con pena por el poco valor de la palabra dada, con la aparente cortedad de memoria de alguien querido, con las medias palabras transitorias en lugar de hablar claro, de fente y mirando a los ojos desde el minuto uno cuando, de repente, escucho el biiiiing de la Blackberry anunciando un mensaje privado en Twitter. Y esa aparente falta de cariño e interés que a veces parece convertirle a uno en mero producto de un utilitarismo inmediato ha palidecido hasta casi desaparecer al abrir y leer el mensaje. Ha sido casi como si el Señor me dijera: “ehhhhh, Enrique, por dónde vas; no te desvíes, que Yo estoy aquí, te escucho y te cuido”.

Ese mensaje, que me recordaba que transparencia no es lo mismo que invisibilidad, venía además acompañado de un regalo exquisito, por personal y extraordinario, de un amigo sacerdote.

De modo que pelillos a la mar, que cuando se quiere ni se exige ni se reprocha; mis problemas son míos, pero nimiedades ante los de tantos, y está claro que –como dijo el P Ambel en su homilía de hoy- la paradoja de Jesús es que para Él los más importantes son los insignificantes. Y lo que en verdad me sale no es sino acoger con comprensión y sin preguntas las debilidades de los demás.

Un biiiiing que me ha recordado la película “Qué vello es vivir” y las campanitas anunciando ángeles.

Enrique, eres un pequeño necio afortunado.

jueves, 20 de septiembre de 2012

Mi iParroquia, Santuario del Perpetuo Socorro de Madrid


A vueltas con el tema de #iEvangelizar sugerido por iMisión se me ha ocurrido #iEscribir sobre mi parroquia, el Santuario del Perpetuo Socorro de Madrid. A ver que sale de esto, porque es algo más que complicado. ¿Cómo habla un marido enamorado de su mujer? ¿Cómo habla un padre de sus hijos? ¿Cómo habla un hijo de sus padres? ¿Cómo habla un hermano de otro? ¿Cómo hablas de un amigo del que te sientes especialmente orgulloso? ¿Cómo habla cualquiera de su hogar? Hacerlo de manera objetiva, sin apasionamientos, cuando uno alberga sentimientos tan fuertes como yo, no sobre un edificio y más allá de las personas requiere de un ejercicio previo de autocrítica.

Cuando alguien se sorprende a sí mismo cautivado por el Carisma del fundador de esta Familia, la Redentorista, y se ve empujado a entregarse, a ofrecerse, simplemente no se puede no ser apasionado por mucho que se sea objetivo. ¿Cómo no va a ser uno apasionado cuando se trata del anuncio de la sobreabundante Redención de Dios? IMPOSIBLE.

De lo que sí que me veo capaz es de abstraerme ahora de temas serios para hablaros de mi casa; porque si la Redentorista es una Familia en la que yo voy Scalando, PS es algo así como la casa de esa Familia en el barrio de Chamberí de Madrid.

Una casa donde se acoge, y con una sonrisa; un casa donde se ayuda, y con una sonrisa; una casa donde te escuchan, y con una sonrisa; una casa donde te forman, y con una sonrisa. No sé, quizás sea por la felicidad que provoca el anuncio de la Redención. Por supuesto que todo ello gracias a esos hombres que entregan su vida a los demás, los Misioneros Redentoristas, con la cooperación abnegada y numerosa de laicos de todas las edades.

Esto de todas las edades es algo que quiero resaltar, porque desde los niños más pequeños a centenarios, en esta casa, como en cualquier otra, se Vive, se convive y se comparten fe y ocio a través de la fe. Como cualquier familia.

Los catecúmenos de Primera Comunión son cada vez más numerosos, los jóvenes, nuestros extraordinarios jóvenes se entregan a diario, Scala, el grupo de matrimonios, mayores, youcat, vida ascendente, Laicos…. Podría pasarme horas hablando de esta casa, de mi parroquia, de PS. Pero me ahorro el trabajo, porque mi parroquia es ahora también #iParroquia, con lo que además de su Evangelización propia, ahora #iEnvangeliza, de modo que os animo a acercaos al Santuario tanto como al #iSantuario (http://www.perpetuosocorro.org/madrid), seguirla en Twitter (@PARROQUIAPS) o incluso en Facebook (https://www.facebook.com/psparroquiamadrid).

Y a esto le llamo yo también #iEvangelizar.

miércoles, 19 de septiembre de 2012

#iEvangelizar


Definición de “evangelizar” según el diccionario de la lengua de la Real Academia Española: Predicar la fe de Jesucristo o las virtudes cristianas. De acuerdo a la primera acepción que el mismo diccionario nos ofrece sobre el verbo predicar, sería “publicar, hacer patente y claro algo”, en este caso la fe de Jesucristo o las virtudes cristianas.

En fin, hablando de “iEvangelizar”, supongo que podamos referirnos a una manera de llevar esa fe a través de internet como vía de “publicación”.

Hace algunas semanas un amigo publicaba una foto en su perfil de Facebook con un cartel en el que estaba escrito: “MUCHOS NO LEERÁN OTRO EVANGELIO QUE TU VIDA”. Me parece extraordinaria porque creo expresa de manera magistral la Carta de Santiago 2 14-18, nuestra vida como Obra, como sucesión de esas obras producto de la fe. Quizás de manera un tanto egoísta me hace sentir bien, porque engrandece la pequeñez de la propia vida como vehículo de evangelización, la fortaleza de la debilidad humana que pueda en esa misma debilidad mostrar el rostro amable de Cristo y llevarlo en nuestro día a día a humildes y soberbios, a poderosos y sencillos, a niños, jóvenes y mayores, de tú a tú, de persona a persona. Una leed que apenas consume, cuya única energía es el Amor y que ilumina por el mero hecho de ser Amor.

Nada de esto es nuevo; lo único que hay de nuevo es que el desarrollo nos ofrece nuevas vías, nuevas micro parcelas de expresión, nuevos modos de comunicación lo que nos lleva a cambios tanto en tipos de comportamiento como del propio lenguaje. Adaptación a los tiempos. Y hoy, es a nosotros a la humanidad de nuestra época, a quienes habla Cristo. Y nos habla en presente. Su mensaje fue revolucionario hace 2012 años y lo es ahora. “¿A quién se parecen los hombres de ésta generación?”. Lo dijo entonces y nos lo dice hoy, a “esta” generación, la actual.

Nos lo dijo el P Colinas CSsR en la predicación de la Novena a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro el pasado mes de junio. Prestarle nuestros ojos para mirar el mundo como si fueran los Suyos, nuestras manos para que sean las Suyas para otros... nuestros 140 caracteres en un tweet, nuestro tiempo, nuestra Vida mostrada como Evangelio que como tal pueda ser leído. Con la naturalidad del acontecer cotidiano, como de alguien que come y bebe, y es amigo de publicanos y pecadores.

Se puede acertar a no, pero cuando se tiene fe, cuando se vive la fe lo que no se puede es no intentarlo, o no hay fe en realidad. Porque es esa fe la que te empuja. Algunos sentimos, como es mi caso, una necesidad gozosa de hacerlo poniendo nuestro tiempo al servicio de una Familia eclesial concreta, impelidos por un Carisma determinado y con un estilo especial. Pero lo cierto es que todos los que de una u otra forma hemos experimentado el calor del Amor, no podemos no llevarlo a nuestra vida, no contarlo, no tratar de mostrarlo.

Y para “los hombres de esta generación” una iniciativa como iMisión, nacida del ardor apostólico de Daniel Pajuelo SM y Xiskya Valladares, religiosa de Pureza de María, es como una gigantesca e interminable red de vidrieras góticas; los tweets que a diario publican personas como el P Bryan Arriola CSsR son como esculturas en cibercapiteles románicos conformando todo un claustro virtual alrededor del que orar en un perfil de twitter; los blogs de José Fernando Juan Santos SchP convierten a diario la pantalla de mi ordenador en un sensacional ambón desde el que me habla también a mí.

Y yo no sé si será iEvangelizar o no, porque no es más que mi vida lo que muestro en mi blog. Si alguien acierta a ver en ello el Amor de/a Dios en mi mujer y mis hijas, el Amor al/del Redentor de un hombre cautivado por San Alfonso, el Amor de/a Cristo en una Familia concreta de la Iglesia; si en el acontecer normal y cotidiano de la Vida de un hombre corriente que simplemente trata de ir Scalando en Familia alguien, como rezaba aquella foto, consigue ver, aunque sea medio de pasada, un poquito del Evangelio, entonces quizás sí se pueda hablar de iEvangelizar.

Pero, francamente, no creo que yo llegue a eso; simplemente voy Scalando en Familia.

domingo, 16 de septiembre de 2012

Por Lalo, Guillermo y Carlos, postulantes Redentoristas


Cantando “Levántate caminante de alma joven” nos poníamos todos en pie para recibir a los tres sacerdotes, el diácono y el religioso que esta noche estaban en el presbiterio en PS, en la misa de 21h (que, de paso, recomiendo a todos los que vivan en Madrid). La de hoy ha sido una misa especial para la Comunidad del Perpetuo Socorro de Madrid. Despedíamos a Carlos, Guillermo y Lalo que emprenden su camino como Postulantes Redentoristas; dos de ellos, Lalo y Guille son dos jóvenes de la parroquia. A Carlos no le conozco.

No hay nada que yo pueda decir de ellos que acierte a reflejar mínimamente la pasta de la que están hechos; ninguna palabra, por muy emotiva, cruda o realista que sea se acercará ni de lejos a esbozar una sombra de la calidad de sus corazones. Las palabras sobran, no son ni necesarias. Los hechos hablan por sí mismos porque cogiendo cada uno su Cruz, han pronunciado un sí para seguir al Redentor, y estos tres jóvenes caminantes comenzarán mañana su postulantado. Por eso no importa que no conozca a Carlos para poder afirmar de él lo mismo que de Lalo y Guille.

Me siento feliz, enormemente feliz por la Familia Redentorista y por ellos. A los dos chicos de PS les quiero, no sé si decir mucho, muchísimo, o simplemente que les quiero, porque la verdad es que yo no sé querer más que del todo. Hace 370 días, a uno de ellos le envié un incómodo email escrito directamente a golpe de sístole y diástole, del que –no voy a mentir- no me arrepiento.  Les he visto crecer durante dos años desde la distancia y, poco a poco, algo más de cerca, especialmente de uno de ellos. Por eso puedo decir sin el más mínimo rubor que esta tarde me he emocionado, que me siento orgullosísimo de ellos, que en casa les echaremos de menos y que no dejaré de rezar, por los tres.

Antes de la Eucaristía, cuando Lalo se sentó a mi lado, una frase hizo que tragara saliva para no dejar que los ojos se me pusieran más vidriosos de lo debido. Uno es así. ¡Gracias!

Contemplar a Damián, Jorge, Pedro, Olegario y Carlos; todos esos jóvenes, la familia de Guille; tanta gente querida. Me he sentido en Familia.

Las homilías del P Ambel nos tienen a todos habituados a la excelencia, como si fuera lo normal; excelencia aunada a la sencillez, simpatía, naturalidad y cercanía netamente Redentoristas. Pero es que, además, las lecturas y el Evangelio de hoy…… ufffff “El que quiera venirse conmigo, que se niegue a sí mismo, que cargue con su Cruz y me siga”. Y ahí estaban los tres.

Hoy pido a quien lea este post que rece por ellos, aunque no les conozca, por estos tres jóvenes que con su SÍ inicial, ya son reflejo de la Buena Noticia.

Pidamos por ellos y por las vocaciones misioneras, religiosas y sacerdotales.

viernes, 14 de septiembre de 2012

Reprimió su cólera


Tras escuchar la primera lectura meditaba el salmo con la cabeza entre las manos. Cansado, realmente cansado; pero cruzar la puerta de una iglesia, con el Señor en el Sagrario, además de infundirme una confianza especial, templa mi presión arterial. Y muy poquito antes había entrado la paz revestida de rojo: el P Olegario. Todo esto era en casa, en PS. Tenía aún en mi cabeza la última parte del salmo; estaba maravillado por esa expresión real de Su Misericordia. Y es que uno se cae, y se levanta, y vuelve a caer y vuelve a levantarse. Aunque los intervalos de las caídas vayan siendo quizás más dilatados, aunque uno trate de no caer y que las caídas sean simplemente tropezones; catabúm, de repente te vuelves a ver de bruces en el suelo. Y colocan unas manos sobre tu cabeza y es Él quien realmente te perdona. Puede parecer casi hasta mecánico si se mira con frialdad, pero cuando se cree y se siente de verdad es sencillamente impresionante. Su Misericordia y su fidelidad son incomparables.

Levanté un poco la cabeza y pude ver que, desde el ambón, me hacían gestos para que saliera a leer la Carta de San Pablo a los Filipenses. Ahí es nada. Allí fui. Confieso que leer en misa me encanta, y me impone; siempre trato de que la feligresía pueda entender con claridad. Es un servicio para que el pueblo de Dios presente escuche con atención, no otra cosa. Lo cierto es que hoy fui paladeando, casi saboreando, las palabras. “….. hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz”. Parecía que la que llevo colgando, la misma que aparece en este blog, ardiera; recordaba cómo mis labios pudieron besar este verano un trozo de madera que, según la tradición, pertenece a la misma Cruz en la que Él murió y sobre la que corrió su sangre, el Lignum Crucis de Santo Toribio de Liébana. Y lo hizo por mí, por mi mujer, por mis hijas, por los que allí estábamos, por quien pueda leer esto, por quien no lo quiera creer, y por quien ni siquiera ha oído hablar de Él.

La de hoy me parece una fiesta extraordinaria, la Exaltación de la Cruz. No por la Cruz, no por ese trozo de madera, por Aquel que murió en ella y RESUCITÓ. Por ese Resucitado en quien está la Redención Copiosa.

No puedo dejar de sentirme un privilegiado por que lo sé, porque creo en ello, porque creo en Él. Porque le veo en tantos a lo largo del día; porque le veo ahora en mi mujer, recostada a mi lado mientras ve la tele. Porque está en el Sagrario de cada iglesia, en las manos amigas sobre mi cabeza, en la sonrisa de quien me escucha de ciento en viento con más paciencia de la que merezco; porque está en tantos a lo largo del día. Porque está en el parado que no sabe cómo sacar a su familia adelante; porque está en Álvaro que no podrá seguir con sus clases de música y en los desvelos de su padre; porque está en una mujer Bárbara, contenta y llorosa; porque está en los nervios de niños empezando el colegio; porque está despedazado en una clínica de abortos como lo está en la madre horrorizada por haberlo hecho; porque está en el que sufre, y en el dichoso. Porque está aquí.

Y yo me pregunto ¿qué puedo hacer para tratar de llevarle a quienes no le conocen, a quienes no le ven? Porque “tanto amó –ama- Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en Él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él”.

martes, 11 de septiembre de 2012

¿Perder o Scalar?


Ayer por la noche, con la casa tranquila, revisando alguno de los tweets del día, me detuve en uno que me llamó la atención de manera especial y me hace pensar desde entonces. Se ha quedado ahí, en algún rinconcito de la cabeza, como un ronroneo que no quisiera desaparecer. Lo escribió alguien a quien admiro (sin adulaciones ni exageraciones que, aunque soy consciente de que no lo parece, no van conmigo). No le he visto nada más que un momento de una soleada mañana (y confieso ahora que me hice el despistado porque sabía divinamente quién era), de modo que, por no incomodar, matizaré que la admiración no es sino consecuencia de que todos los artículos de esta persona que han caído en mis manos han calado generando preguntas, reflexión y acción. Sus palabras, más que un impacto súbito que me descoloque, se asientan como una especie de humus con semilla incluida. Y, no nos engañemos, hoy en día alguien que hace pensar transmitiendo a la vez serenidad, cuando menos, sorprende.

Lo de ayer fue una frase corta que hacía referencia a perder lo que nunca se había tenido. Fuera lo que fuera aquello a lo que el autor se refiriera, lo cierto es que en alguna ocasión a lo largo de mi vida he tenido esa peculiar sensación. Puede parecer, y de hecho lo es, un contrasentido, porque no puedes perder lo que nunca antes has tenido. Respecto a lo material es más que obvio, y transcendiendo esa barrera puede que un buen día comprendas que ni la escucha lo fue, ni tuviste la confianza, ni tuviste el cariño, aunque tú sigas escuchando, confiando y queriendo. Así es la vida. No hay más vueltas. Pero también en esto puede haber algo grande cuando la “pérdida” en lugar de generar amargura, o una herida en el amor propio (que de Amor tiene bastante poco) se convierte en acogida y comprensión a “lo” perdido. Seguir acogiendo y comprendiendo es la única opción para que el Amor se haga presente. Perder o scalar depende de uno mismo.

Porque si de algo podemos estar plenamente seguros es de que Su Amor, ese regalo previo del que uno no se encuentra ni siquiera merecedor, es lo que en verdad no perderemos jamás. Y yo, que soy así de necio, sabiéndome poseedor de tamaño regalo, en demasiadas ocasiones me pregunto cómo mostrarlo, cómo compartirlo.

Y así, entre pregunta y pregunta, entre pérdidas que no son tales e inmerecidos hallazgos sorprendentes, uno trata de ir poco a poco Scalando.

domingo, 9 de septiembre de 2012

Para dos madres


Tras una semana agotadora se me avecina una aún más. Pero no me importa. La he iniciado hoy domingo de la mejor manera, ayudando al P González Terrón CSsR en misa de 11 en PS. Qué recuerdos escolares de mis Escolapios de Santander como monaguillo. He echado de menos, es cierto, a dos personas muy especiales durante la celebración; pero ha sido un echar de menos caldeado por una alegría inmensa. Simplemente conocerlos es un gozo, quererlos un regalo y aprender de su entrega casi un misterio. Dos hombres jóvenes de un corazón infinito.

A sus madres, más que a ellos, las tendré presentes a lo largo de ésta semana, y por los cuatro ofreceré los trabajos, cansancios, alegrías y sinsabores que vayan sobreviniendo durante estos siete días. Con la normalidad de lo cotidiano, en lo extraordinario de su desprendimiento y por su comprensión y generosidad. Sus hijos, como tantos, iniciarán una nueva etapa fuera de sus hogares. Muchos a esa edad salen de casa para formarse, empiezan una nueva vida, y lo cierto es que regresar puede que no lo hagan: trabajo, matrimonio… Estos dos, como miles de jóvenes, comenzarán la etapa inicial de su camino, lo que los diferencia es que “su” camino no es otro que el de Cristo; ir dejándose ser en Cristo para los demás, llevando la Buena Noticia a los más necesitados de auxilios, el anuncio de la Redención Copiosa.

No imagino los sentimientos que albergarán ahora estas dos madres, desde la realidad de verse tocadas en sus hijos; elegidas para traer al mundo a dos llamados. A una sólo la he visto en dos ocasiones, a otra la conozco, la quiero y admiro su fortaleza, su inteligencia, su fe y su sentido del humor. Lo único que puedo hacer, lo haré: acompañarlas esta semana con mi oración, y afrontándola con una sonrisa venga lo que venga.

Una sencilla y humilde manera de ir Scalando en Familia.

jueves, 6 de septiembre de 2012

"¿Por qué me pegáis?"


No todo queda en las palabras, desgraciadamente. Tranquilamente en casa, tras un agotador día de trabajo, las niñas acostadas, me conecto a twitter, modifico mi nombre en esa red social para añadirle #iMision y me pongo a echar un vistazo a algunos tweets. Ha habido dos que me han dolido aunque no fueran dirigidos a mí. Simplemente dos; no son ni siquiera un muestreo. No los leo solamente como información por parte de quienes los comparten, los leo sintiendo su pena y su dolor. Dos perlitas de los muchos que, por el estilo, reciben a diario. No pienso entrar en los detalles. Uno expresaba ciertas aberraciones a una más que popular monja twitera, y otro injustificados insultos a un sacerdote diocesano de Madrid.

A ambos quise mostrar mi apoyo y cercanía, tanto como mi oración por quienes les enviaron los mensajes. Justo cuando estaba a punto de colgar mi último tweet con un “El Señor nos conceda una noche tranquila…” leo otro en el que se informa de que, en Atocha (Madrid), ha sido pateada una monja de ochenta y cinco años nada más que por eso, por ser monja.

Uno no puede permanecer frío ni impasible ante semejantes barbaridades. Y uno las unas a la otra. Los insultos, las vejaciones impunes en la web, van creciendo como la mala hierba ante el silencio. Silencio que puede acabar animando a que 140 caracteres se conviertan en la mente enferma de alguien en un ánimo para el valiente acto de patear a una anciana.

No quiero silencio y pasividad por mi parte que se conviertan en connivencia. Por eso hablo. La “otra mejilla” no es pasividad, el propio Cristo se enfrentó inquiriendo “¿Por qué me pegáis?”. Uno no puede permanecer callado.

Da la sensación de que la laicidad actual en lugar de ser algo neutro se está convirtiendo en una especie de bandera de combate. Y aquí entramos todos, porque en el fondo todos vamos poco a poco dejándonos calar en el modo de vida, en los actos, en el lenguaje. Variaciones sutiles que impregnan el subconsciente dinamitando las bases casi sin darnos cuenta. Eso no es adaptación a los tiempos; es claudicar. Fuerzas de las tinieblas abriéndose paso firme y silencioso entre las de la Luz.

Ahora bien, no callar no significa entablar confrontación árida con el mismo estilo. No callar es decir “¿Por qué me pegáis?”, ¿por qué nos lo hacéis? No patean a una anciana monja, ni tratan de vejar a una brillante religiosa ni insultar a un sacerdote diocesano, se lo hacen a Cristo. Esa y no otra es la intención.

Nuestra diferencia es que no callar es orar por quienes agreden y tratar de hacerlo con el corazón abierto; sí, también la acogida, porque ellos pueden ser Saulo. Creo que esa es ahora mi voz y en este tiempo. Y no me importa nada lo que digan, ni tirios ni troyanos, porque también habrá quien vea en mis palabras a un “rancio” pseudo neoconservador, cuando nada hay más lejos de mi intención que vueltas extemporáneas.

Por todo esto me alegro de cómo comencé hoy mi incursión diaria en twitter, con ese #iMision tras mi nombre. Y por eso pido también oraciones para ese proyecto de Evangelización en Internet que hoy se manifiesta tan necesario: http://imision.org.

Y ahora sí: Que el Señor nos conceda una noche tranquila.

lunes, 3 de septiembre de 2012

Revista ICONO


Acabo de empezar a leer el número de septiembre de la revista ICONO, y confieso que me he atorado en el editorial. La verdad es que no sé si el verbo “atorarse” es el más adecuado, porque atorarse es obstruir, atascar y por ende lo atascado acaba corrompiéndose. Si le doy una vuelta de tuerca a esto de “leer”, y me pongo en situación de querer entenderlo como una conversación con quien escribe –aunque al autor no le lleguen mis comentarios- entonces sí que me he atorado porque me he sentido turbado por las palabras del director de la revista, el P Francisco Caballero CSsR. Y sí, si que definitivamente puedo considerarlo una conversación, porque el P Caballero nos hace preguntas, a las que yo me respondo.

El autor, con una brevedad y claridad indiscutibles, partiendo de la realidad de los datos presentadas por los medios, creo que realiza el análisis más centrado, ecuánime, pausado y sensato que he leído en los últimos tiempos sobre esa realidad en lo que se refiere al papel activo y real de la Iglesia, de “la comunidad cristiana”. Más allá de la interpelación directa sobre cuál es nuestra actitud ante la realidad directa del hambre en nuestro país, hay un par de frases en el último párrafo que me parecen simple y llanamente magistrales por su sencillez y profundidad (por otra parte, nada raro, teniendo en cuenta que son de un Misionero Redentorista). ¿Qué cuáles son? Bueno, creo que para eso nada mejor que acercarse a cualquier parroquia Redentorista y hacerse con el número de este mes de la revista, porque de verdad que merece la pena aunque solo sea por el Editorial.

Pero es que además nos encontramos con unos mucho más que interesantes artículos de varios Redentoristas, temas de actualidad, reflexión y para el crecimiento. Es un número denso por todo lo que nos ofrece, no para leerlo de un tirón. Necesita de tiempo y pausa. Tras la lectura de cada artículo uno no puede sino pararse a reflexionar sobre él; a pensar. De ellos quiero destacar la carta enviada desde Honduras por el P Manuel Cabello CSsR relatando la experiencia misionera del CESPLAM (Centro de estudios y planificación misionera de la Congregación del Santísimo Redentor, Provincia de Madrid); obviamente es el contenido de la carta, la actividad misionera, lo que es destacable. No cuento nada, sólo animo a leerla.

Y no he hecho más que empezar a leer. Pero antes de continuar creo que voy a regresar al Editorial, a ver si soy capaz de responder con sinceridad a lo que me pregunta el P Caballero “¿Qué estoy haciendo por esta realidad? ¿En qué ha cambiado mi estilo de vida?”.

¡No podéis no leer ICONO!

sábado, 1 de septiembre de 2012

Llegó septiembre


Ya está aquí septiembre. Esta tarde, si Dios quiere, llegarán mis tres niñas; la mayor empezará el lunes el cole y a las dos pequeñas aún les quedan algunos días. Yo me incorporé al trabajo el lunes con más intensidad de lo previsto –lo que es buen síntoma- por lo que llevo una semana de aterrizaje postvacacional. Bien pensado lo cierto es que nunca he tenido aterrizajes bruscos, puede que sea porque en el fondo no soy capaz de desconectar del todo. O no soy capaz o sencillamente ni me gusta ni quiero desconectar totalmente. Ni en vacaciones; en muchos sitios y en distintas situaciones han estado conmigo muchas personas queridas que, casi sin darme cuenta, han saltado del corazón a la cabeza haciéndose presentes de manera espontánea.

Ya han comenzado mis paseos por el barrio, los saludos por la calle con personas conocidas, mi cita diaria con el Señor reubicada de nuevo en PS (lo que me hizo sentir “definitivamente ya estoy en casa”). Un tímido goteo de sonrisas que, a partir del lunes, imagino tornará en tromba. Vamos, lo que se puede entender como una vuelta a la normalidad. O a la rutina. Lo de la rutina me gusta menos; cada día sale el sol y por eso cada día es nuevo y puede ser mejor que el anterior. Cada día, también en vacaciones, tenemos una oportunidad más de hacer algo por alguien, aunque tan sólo sea con una sonrisa.

Este será un curso distinto, también en PS, porque es un curso nuevo, y yo lo espero con ilusión, con muchísima ilusión. Aunque la espera no es más que algo pasivo. Mis manos, mi cabeza y mi corazón ahí están, a su disposición, si es que en algo pueden ser útiles; las lecturas de hoy me han hecho incidir en ese pensamiento.

Será un curso difícil para demasiada gente. Una persona en una situación límite ya es mucho, pero más de cinco millones es demasiado. Muchos lo iniciarán sin esperanza, por eso creo que es tan necesario que persona a persona, nuestras manos, nuestra actitud, nuestro tiempo sean esperanza para otros; llevar esperanza es llevar Vida. ¡Hagámoslo!

Sólo por eso, por la fe, por la esperanza ya sería un privilegiado y lo soy por muchísimas cosas más. Sobre todo porque inicio septiembre scalando en Familia.