Scala News

sábado, 21 de abril de 2012

Compartiendo Vida


Qué gran tarde con qué gente tan buena. El milagro de la tecnología fue, hace ya bastante tiempo, provocando contactos iniciales; el milagro de la fe fue propiciando encuentro, generando comunión. Esta tarde se materializó físicamente la reunión de dos familias, los Casanova, Escolapios, y los Casanueva, Redentoristas.

Una estupenda representación de La Guerra de Troya para niños en Caixaforum y una entrañable merienda en Vip´s. El encuentro inicial fue con Esther y sus hijos, cómodo, muy, muy cómodo. Impresionante comprobar la capacidad infantil de incorporarse al otro, de integrarse, hacerlo propio con una naturalidad envidiable que lamentablemente tantas veces se va perdiendo con el paso de los años. Al poco rato llegó Santi. Le vi avanzar y me acerqué a él como si hiciera tiempo que no nos viéramos, aunque aquel fue en realidad el primer abrazo.

Reflexionar ahora en casa, tranquilamente, sobre la naturalidad y apertura de cómo transcurrió todo, es darse cuenta de la comunión, de la hermandad que genera una misma fe. Creo que no es más que una gracia; no tengo otra manera de explicarlo. Ahí estábamos todos, como si tal cosa. Compartiendo tiempo, compartiendo nuestra visión sobre una Iglesia plural, sobre la Iglesia que es presencia real también en los ámbitos más cotidianos de la vida, sobre los Laicos; compartiendo Vida. Charla sobre Escolapios, sobre Redentoristas, sobre los religiosos jóvenes, sobre las ganas, sobre el empuje, sobre la fuerza, sobre las ideas que me llevó a sentir que otras dos personas, dos religiosos y sacerdotes de treinta y dos años, estaban también merendando con nosotros.

Niños, trabajo, dones, padres, jóvenes…. Un poquito de Evangelio entre quesadillas y hamburguesas, y ese genial comentario sobre un señor que hace más de dos mil años convertía el agua en vino y andaba entre prostitutas, y que a mi casi me hizo sonreir al darme la sensación de que una tal Inma se incorporaba a la conversación… mientras sonaban –quizás demasiado alto- las voces y las risas de los pequeños.

Una tarde en comunión que debo agradecer a un señor de Peralta de la Sal, a un señor de Marianela; a José Fernando, a Jorge. Una tarde que agradecer a Dios. Ocho corazones latiendo por Él.

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