En breve se pondrán de camino varios grupos para celebrar la
Redención abundante que nos viene de la Resurrección de Cristo.
Un Grupo de Laicos Redentoristas y dos sacerdotes de esta
Congregación lo harán en un pequeño pueblo de la sierra de Granada, Jayena,
desde el que atenderán también a otros lugares, para que la Buena Noticia llegue
al mayor número de gente. Confieso públicamente la sana envidia que me producen,
sin dobleces ni medias tintas: envida, por muy sana que sea. Conozco a alguno de
ellos y espero que les acompañe, además de mi cariño, mi oración para que su
servicio en esta Pascua obtenga los mayores frutos.
Otra expresión de la Iglesia Misionera que encarnan lo
constituyen las Pascuas Juveniles, que tendrán lugar del 4 al 8 de abril en
Navares de las Cuevas (Segovia) y Sanlúcar de Barrameda (Cádiz). Una
extraordinaria oportunidad que se ofrece a los jóvenes para compartir y
entregar su fe y su tiempo, anunciando la Resurrección del Señor.
Una de las que se desarrollará en Navares de las Cuevas, la
Pascua Vocacional, estará centrada en aquellos que se plantean la llamada a la
vida misionera, religiosa o sacerdotal. La Pastoral Juvenil Vocacional Redentorista
(PJVR) está tomando un ritmo imparable para acompañar y ayudar al
discernimiento de todos esos jóvenes, sustentado en el ejemplo diario de unas
personas que atraen, contagian e ilusionan; que dan sentido a la Vida con la
propagación incansable de la Palabra en un carisma propio, centrado en los más
necesitados de auxilios. Que nadie con dudas se quede sin resolverlas, que
nadie con miedos los guarde sin vencerlos; acallarse a uno mismo no es ni sano
ni sensato. ¿Cómo no orar de manera especial por ellos? Mi mujer, mis hijas y yo
pediremos por vosotros desde una ciudad marinera... En Santander, en la Parroquia Redentorista de la Inmaculada, en Familia.
Sin tonterias, sin media voz, no puedo sino manifestar mi aplauso
por cada iniciativa pastoral. Estas Pascuas no son nada nuevo, lo sé. O quizás
sí que lo son, porque cada año se parte con un espíritu nuevo, con una ilusión
renovada por compartir, acoger, expandir; por contar lo que no se puede callar.
Sonrientes, amables, entregados, incansables, sustentados en
Cristo y con una fe más que robusta. Acercarse a ellos es encontrar la mejor
vacuna contra el desaliento.
Y que no me digan que soy un exagerado, porque lo que cuento
no es más que un hecho objetivo y, por lo tanto, fácilmente comprobable.
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