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domingo, 30 de noviembre de 2014

Pajitas para una cuna

Yo no quiero esperar la venida de Cristo. No quiero sentarme con la confianza quieta de que haga lo que haga Él vendrá. No quiero hacerlo porque de esa manera encontrará, una vez más, una fría gruta donde nacer. No, este Adviento yo quiero salir al encuentro de Cristo. Salir a su encuentro anunciando a los demás que el Redentor está de camino.

Quiero prepararle un cobijo confortable, cálido, humilde y tierno donde acogerle. Quiero ir tejiendo una cuna de pajas para que se acurruque cómodo en mi corazón, en mi Familia, en mi comunidad. Anunciarle para que quienes no le conocen, o aquellos que no esperan más que luces y paquetes al pie de un abeto, sepan que la verdadera Luz está de camino.

Esta idea de tejerle una cuna de pajas nos la han dado las carmelitas descalzas del Monasterio de la Encarnación, en Ávila. No había mejor manera de celebrar las vísperas del Adviento que yendo a visitarlas, pasar un rato entre esas santas mujeres justo la víspera del comienzo del Año de la Vida Consagrada. Una de las hermanas animó a mis hijas a que fueran guardando cada día una pajita para formar la cuna del Señor. Con cada gesto bueno, con cada sonrisa ante una situación incómoda, con cada acto de Amor, con cada sacrificio por los hermanos acumularemos una humilde pajita. Les prometimos acumular al menos una al día por cada miembro de la familia, y otra más por la propia Familia; porque si prepararemos cada uno de nuestros corazones para acoger al Niño, también habremos de preparar la Familia a cuyo seno queremos que venga. Una hermosísima manera de ser #ConspiradoresdeAdviento

Tocar la campana del torno, entrar en el locutorio, y ver los rostros siempre sonrientes de esas hijas de Santa Teresa de Jesús (la santa predilecta de San Alfonso Mª de Ligorio) en la que fue su casa, es verse iluminado por una luz cegadora, porque cada una de ellas refleja con nitidez espléndida la Luz de Cristo. Mujeres alegres, plenamente al tanto del mundo; orantes silenciosas que sostienen la Iglesia. Nosotros nos cruzamos con una familia que había ido también a visitarlas; una familia cualquiera, por muy famoso que sea el padre. La familia de una joven postulante que acaba de engrosar las nutridas filas del Carmelo.

Al tanto del mundo y nuestro recuerdo en sus oraciones. Para María es parte de su vida. Son muchísimas las horas que ha pasado allí visitando a su tía Pili, la Madre Magdalena de Jesús, fallecida con fama de santidad no hace aún tres años. Un lujo. Un remanso de Felicidad, de Paz, de Fe y de Amor. Una especie de nave nodriza de espiritualidad con naturalidad y sin fingimientos. La austeridad extrema engalana de calor, color y Amor sus inmensos corazones.

Volvimos a Madrid cuatro corazones inflamados y serenos cargados de regalos: dos Niños Jesús para mis hijas, un calendario de Adviento, tres ejemplares de la Carta sobre la Madre Magdalena de Jesús, la imborrable imagen de esos rostros luminosos tras la clausura y una inusitada recarga espiritual. Y un encargo para mí: hablar en el blog de la vida de la Madre Magdalena. Llegará. Agradecidos.

Empujado por sus oraciones quiero salir al encuentro de Cristo, anunciar la venida del Redentor; no ser un mero alabardero de María y José camino de Belén, sino llevar una al menos pequeña antorcha que ilumine los corazones a otros para que quieran también salir a su encuentro y prepararle cobijo; anunciarle a quienes no le conocen, a quienes no saben Quién viene. Con gozo, calma y oración. ¡Juntemos pajitas para su cuna!

Disfrutar ese rato del sábado en el Monasterio de la Encarnación ha sido la mejor preparación posible para comenzar el Adviento scalando en Familia camino de Belén.


¡¡¡Animaos todos, dejaos contagiar por la alegría del Niño que está de camino, preparaos, salid a su encuentro y contadlo!!!

martes, 3 de diciembre de 2013

Mis motivos

Lleno de la alegría del Espíritu Santo, Jesús da gracias al Padre, nos dice el Evangelio de hoy. El propio Jesús dando gracias, alabando. ¿Cuántas veces nos paramos a dar gracias a Dios? Porque motivos para ello no nos van a faltar y si no los encontramos quizás sea porque en el centro, en el mismo centro de nuestra vida no nos tenemos más que a nosotros mismos.

Yo le doy gracias por cosas que pueden ser insignificantes para muchos:

·        Porque cada noche me acuesto junto a mi mujer diciéndole que la quiero.
·   Porque desde que empezó el Adviento las oraciones nocturnas con mis hijas se acompañan de un Villancico; esas caritas valen un mundo por el que no parar de agradecer.
·       Por cada vez que encuentro a mi madre contenta al otro lado del teléfono.
·     Por el puente del 1 de noviembre en Mérida. Por el fin de semana del 26 de abril en Granada.
·     Por un email de Faus, una llamada de David, un abrazo de Marcelo y los tuits de Bryan.
·        Por dónde y con quiénes vivimos nuestra fe en Familia. 
·        Por la Evangelii Gaudium.
·        Porque tengo trabajo.
·        Por mis amigos; porque José está estupendo, por los #microrelatos de Adviento de Santi, por el blog de Patxi.
·        Porque quizás por fin de Año pueda abrazar a Ramón en Corbán.
·   Porque en mi caso no “eran alrededor de las cuatro de la tarde” (EG 13), sino pasadas las once de la mañana de un miércoles, y lo recuerdo, aún cuando no lo haga…
·    Por las noticias que nos acerca Carlos desde Filipinas y las caras sonrientes de esos niños que son un ejemplo y una lección.
·        Por las reflexiones semanales de Víctor.
·       Por un puñado de jóvenes que muestran la alegría del Evangelio; por un puñado de ancianos que muestran el valor impagable de la perseverancia. Por San Alfonso.
·    Porque aunque quizás yo no esté, en alguna iglesia o capillita de algún lugar del mundo cada jueves habrá alguien adorándole.
·        Porque la luz no se apaga y se intensifica por contacto. Por la perseverancia.
·        Por estar aquí tecleando.
·        Porque cada mañana nos visita el sol que nace de lo alto.
·        Porque reconozco que el primer y mayor motivo para dar gracias es estar Vivo.
·      Porque cada vez que se concibe un niño y se le deja nacer el Señor ratifica su confianza en el hombre.
·   Porque ya va faltando menos para que nazca el Niño y yo estoy deseando abrazarlo.


Son mis motivos, sólo algunos de mis motivos. ¿Cuáles son los tuyos? ¿Los compartimos? ¿Caminamos juntos hacia Belén? Y si me dices que no tienes ninguno, que no encuentras ningún motivo por el que dar gracias a Dios, déjame que te hable del Chiquitín que nacerá el 24.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

El florecer de Atacama camino de Belén

Ponernos en disposición de vivir el Adviento como tiempo de preparación para la gozosa Venida del Niño Dios es sencillamente una gracia en sí misma. Yo tengo la suerte de poder hacerlo en familia, y en una comunidad sólida y que impregna cada actividad de una alegría que sólo puede provenir del Redentor.
Comenzarlo interiormente de la mano de Juan, para ir siguiendo los pasos de María y José hace que vayan cayendo como minúsculas gotas de Su Gracia para ir vistiendo de color el arenal de mi alma. Esta mañana, escuchando el canto de entrada de la Misa Pampina del jesuita Cristóbal Fones, me he dado cuenta de cómo en estos días que ya han transcurrido desde que comenzó el nuevo Año Litúrgico, se van notando las gotas del manantial de Agua de Vida que esperamos la Noche del 24, capaz de hacer florecer incluso el Atacama, el desierto más árido del planeta; capaz de hacer florecer el alma más reseca regándola con su Palabra e iluminándola con su Luz.
La voluntad y la disposición han de ser individuales, pero qué fáciles ponen las cosas los Redentoristas, sacerdotes, religiosos y laicos. Ya, ya sé que obviamente puedo no resultar objetivo a primera vista, pero mirando bien los hechos, podemos darnos cuenta de que lo que afirmo es de una objetividad que casi lleva al hiperrealismo vital:
            Comenzamos con un concierto ya mítico organizado por el Grupo de Jóvenes; desde el lunes de la semana I nos ofrecen unas catequesis semanales que nos despiertan, edifican y animan para recibir al Niño; tenemos la posibilidad de rezar Laudes cada mañana con parte de la Comunidad, algo que para mí está siendo indescriptible, y vísperas en la misa de 19h; este sábado un numeroso grupo de familias pasamos una intensa jornada en Cercedilla compartiendo el día catecúmenos de Primera Comunión y de Confirmación, catequistas y padres, jugando, reflexionando y orando sobre este tiempo; ese mismo día, otros participaron en una Marcha Solidaria a beneficio de AS, la ONGd Redentorista; el Triduo a la Inmaculada… Y no hablo de lo que queda por que ya irá viniendo.
Y no es algo improvisado o que llegue de la nada, porque cada día del año van plantando semillas de Redención que florecen con la lluvia de la Gracia, por eso en los tiempos fuertes todo se intensifica. Por eso, sean cuales sean las circunstancias o a pesar de ellas, al escuchar la canción de Fones me he dado cuenta de cómo mis nubes han empezado a disiparse, la Luz ilumina y se va empezando a sentir el calor del Pesebre.
Y así voy recorriendo este tiempo de Adviento, bajo una Estrella y camino de Belén.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Buen Adviento a todos

Ayer comenzamos el Año Litúrgico. Adviento, un tiempo de preparación y esperanza para la gran Venida. La celebración en la Eucaristía de las Familias en el Santuario del Perpetuo Socorro de Madrid fue entrañable. Esta misa de los domingos se ha convertido en algo diferente a una misa familiar, ha tomado un rumbo claramente dirigido hacia los más pequeños y eso creo que nos ayuda a los mayores a tratar de hacernos como niños, a alcanzar un punto óptimo para ser conscientes de que no hemos de dar nada por sabido  respecto a lo aprendido. Escuchar lo que les dicen es escuchar lo que nos dicen, nos acerca a la inocencia que con el paso del tiempo y la madurez quizás hayamos perdido. Verles implicados y entusiasmados es un enorme impulso de esperanza; esperanza en la Venida y esperanza en uno mismo. Esos chiquillos entusiasmados me recuerdan que un día fui así, ergo la luz de la esperanza y la ilusión infantil aún brilla en cada uno de nosotros. Sólo es cuestión de buscarla, de esforzarnos en recuperarla, y hacerlo engrandecida con la madurez de los años y el conocimiento. Ahora que estoy embarcado en la carrera de Teología, me doy cuenta de lo importante que es la profundización en la fe; conseguir combinarlo con la candidez, la ilusión y la esperanza de un niño es casi como la cuadratura del círculo espiritual.
Un tiempo de preparación, meditación, oración y alegría. La Comunidad Redentorista nos ofrece la posibilidad de rezar con ellos Laudes y Vísperas durante este tiempo. Cuando cada mañana, Diurnal en mano, rezo Laudes lo hago con el convencimiento de no estar sólo, de hacerlo acompañado y acompañando a todos los que en cada lugar lo hagan en ese mismo momento. Pero esta mañana, en la Capilla, con parte de la Comunidad Redentorista, ha sido algo simplemente especial. Orar allí con ellos le hace a uno sentirse parte de nuestra Iglesia en una Comunidad para la que no tengo palabras. No es sólo una actitud, una disposición para esta época, verme ante el Señor rezando Laudes con los Redentoristas y el resto de laicos que ahí estábamos, escuchar las primeras palabras del P Olegario….. en fin, el corazón abierto de par en par.
Un tiempo de preparación personal, matrimonial, familiar y comunitaria. Uno no puede vivir la fe sin hacerlo con los demás, porque el convencimiento, le fe y la felicidad te llevan a querer, por encima de todo, experimentar de una forma nueva el siguiente verbo: COMPARTIR.
Ser un padre de niñas pequeñas implica la responsabilidad gozosa de la transmisión de la fe, combinarla con la ilusión infantil pero abstraída del mero consumismo. La grandeza, la alegría no está en las tiendas, está entre pajas en un pesebre. Y está en los demás, en darse y compartir con el que no tiene nada y con el que cree que lo tiene todo también, porque entre ellos los hay inmensamente pobres; tratar de hacerles ver que Dios no espera unas manos llenas de cosas si no llenas de Amor, unas manos limpias por puras pero embarradas por ayudar al otro.
En ese camino estamos, y desde ese camino os deseo a todos el mejor Adviento posible.

martes, 22 de noviembre de 2011

#nohagasplanesel26

#nohagasplanesel26 ¿Por qué? Por el acontecimiento que tendrá lugar el sábado 26 de noviembre en el Santuario del Perpetuo Socorro de Madrid, en la calle Manuel Silvela 14. No os lo podéis perder.
No sé ni siquiera cómo denominarlo. Ellos lo llaman concierto, pero de lo que sí estoy seguro es de que se trata de mucho más que eso. Hablan de que se valdrán de la música, la imagen y la palabra para llegar al público. Que digan eso no es más que una muestra de la sencillez y humildad con que hacen las cosas. El Grupo de Jóvenes de PS ya está utilizando algo mucho más grande, porque se está entregando con tesón, aunque no quiera alardear de que lo hace desplegando sus mejores armas: ilusión, empeño, esfuerzo, talento y sobretodo fe. Sin esta última ni sería posible ni tendría sentido. Nos van a introducir en el Adviento de la mejor manera posible con una fiesta sensacional. Y ¿para qué? Pues para presentarnos el PROYECTO SOLIDARIO DE NAVIDAD de Asociación para la Solidaridad, la ONGd Redentorista.
Es una oportunidad única para disfrutar de lo que seguro será un espectáculo intenso, de Corazón a Corazón, y para que los que no conocéis aún esta ONGd podáis no simplemente comprobar lo que hacen unos pocos “locos de Amor”, podáis desde esta primera presentación colaborar por un mundo mejor para todos. Os aseguro que indiferentes no os va a dejar. Por eso os animo a todos a que vuestro plan para el 26 esté en PS, a todos en general. Y a todos los buenos amigos que sé que me seguís por aquí, no os animo, os PIDO que vayáis a conocer una parte de esas personas a las que ya me habéis leído y escuchado hablar como "mi Familia” (que sí, que sí, que qué raro soy, lo sé).
#nohagasplanesel26 Mi plan para ese día era precisamente empaparme de la puesta en escena que tanto tiempo llevan preparando; acudir con mi mujer y mis hijas a disfrutar en familia del espectáculo. Y mi idea era escribir una entrada en el blog al día siguiente. Pero como realmente los planes del Señor no siempre coinciden con los nuestros, me lo voy a perder. Y tengo una pena inmensa por ello. Me lo contarán María y las niñas, me lo contarán amigos, pero yo no podré estar físicamente allí. La vida manda, y yo estaré en Santander, aunque mi oración por su éxito y el calor de mi cariño seguro que les llega porque es inmenso.
¡ÁNIMO CHICOS!