Scala News

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Catequistas de retiro


Hoy, un grupo de catequistas de mi parroquia, el Santuario del Perpetuo Socorro de Madrid, parten a un retiro de tres días. Fechas de vacaciones para muchos, de estar en familia, y esta gente se reúne, se agrupa, se congrega en un retiro. ¡Qué raros son! ¿verdad? Pues yo les envidio y les admiro, a ellos y al sacerdote que les acompaña. Admiro su fe, su entrega, su disponibilidad, su actitud de servicio a la Comunidad e individuo a individuo.

Mi mujer tenía que haber ido con ellos, deseaba haber ido con ellos. Me sorprendió hace no muchos días cómo alguien le preguntó si iría al retiro con cara de “tú no vienes ni en broma”. Y efectivamente no irá, y no lo hará no porque no le apetezca o no lo necesite, no lo hará porque estará donde ahora más se le necesita, que es en Santander. El Señor marca los tiempos y los acontecimientos sean cuales sean nuestros planes previos.

Creo que a veces no somos conscientes de la capacidad de entrega de catequistas, religiosos y sacerdotes, y me temo que no lo somos porque, si bien puede que de manera inconsciente, a todos nos invade de vez en cuando nuestro propio “yo” ocupándolo todo. Y, mientras, ellos son un continuo darse, sin darse casi un respiro para ellos mismos.

Por eso creo que lo mejor que puedo hacer hoy, que me quedo completamente solo en Madrid, es dedicarles mi día, ofrecerles mi día, lo que tenga de bueno y lo que me traiga de no tan bueno; desde lo bueno que pueda hacer hasta mis propias debilidades. Para que se dejen llenar por el Amor del Niño, por un Redentor chiquitín y entre pañales que nos acaba de nacer a todos, y que se encuentra al cuidado de unos padres primerizos que supieron dejarse hacer, que decidieron dejarse hacer; y aceptar la voluntad de Dios aunque puede que no entendieran del todo.

Conozco las caras de muchos, conozco las expresiones de muchos, de cansancio, de entrega, de alegría, de pasión, de frustración, pero también sé que, como María y José, saben dejarse hacer y aceptan la voluntad de Dios aunque puede que no entiendan del todo. Y eso es algo que yo aprendo y admiro de ellos. Quiero también poder decir un Fiat como el suyo.

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