Scala News

domingo, 14 de abril de 2013

Que Cristo sea el centro


Termino una buena semana e inicio otra mejor, cargado de motivos de agradecimiento. Pensar en mí mismo, tanto cuando lo hago en mis propias debilidades como en los posibles aciertos, incluso cuando pueda parecerme necesario detenerme a mirarme un poco, tiene un punto de egoísmo que me lleva a perder la perspectiva de lo fundamental. Cada individuo tiene una manera concreta de encarar la vida, de ir acumulando las horas transcurridas al caminar, o bien de ir scalando de la mejor manera que pueda o sepa. Sea como sea yo, desde bien pequeño, siempre he sido más feliz cuando me alejaba de mí y ponía en el centro a otros. Esto no quiere decir nada, ni que fuera mejor ni peor que otros (peor sin duda en muchas cosas), simplemente que yo disfrutaba de una manera diferente. Al pasar los años esto ha permanecido invariable, como invariable permanece la distorsión o el desenfoque que me produce volver a meterme en el centro; desenfoca la visión correcta, descentra y desazona. Es un hecho.

Cuando, además, uno ha tenido la suerte de vivir o experimentar un encuentro con “Jesús el Señor” (brillante, claro, rotundo, sensato y contagioso ha estado hoy Damián Montes CSsR), la cosa cambia; cambia radicalmente y, aunque resulte paradójico, el desenfoque de esa mirada al ombligo es ya simplemente turbador. Pero la llama, precisamente por ese encuentro, permanece siempre viva; por eso, una conversación con la persona adecuada, el corazón y tu vida ante el Santísimo y la paz encontrada, colocan el foco de nuevo en lo esencial.

Recuperado el foco, a pesar del buen tiempo, este sábado cambiamos un poco los planes familiares. Pensábamos haber ido de excursión, pero yo había notado una ausencia. La ausencia de una persona servicial, siempre sonriente, siempre de buen humor, siempre dispuesta. La ausencia de una persona a quien veo a diario en PS, y que a diario me regala una sonrisa. Pregunté por él a un compañero suyo y me contó que estaba hospitalizado. Por lo que él me ha ido relatando en las charlas que hemos mantenido, su vida no ha sido precisamente fácil y estando en un país extraño, con el corazón dañado de nuevo y sin familia, pensé que la mejor manera de emplear mi mañana del sábado era acompañándole un rato en su habitación del Hospital de San Carlos. Allí fui y me encontré con la habitación vacía; pregunté por él y me dijeron que posiblemente estaría rezando (sí, es un hombre de fe). Al volverme le vi caminando por el pasillo. No puedo explicar la sonrisa que me regaló, como no puedo explicar el regalo que fue para mí esa visita. Esta noche el P. Jorge Ambel CSsR ha ido desgranando unas palabras que nos han ido abriendo los ojos y encendiendo el corazón a todos los que las escuchamos, mecidos por el silencio de peces atentos al pescador. En esas palabras estaba Cristo, el Cristo de la unidad de urgencias coronarias del San Carlos, que así se llama mi amigo. Ese Cristo siempre sonriente ante la adversidad; ese Cristo aferrado a María; ese Cristo que me ha enseñado que, cuando la fe es real, tu sonrisa la transmite sean cuales sean las circunstancias. Un Cristo pescador.

Sí, mucho de las palabras de Jorge mostraban la actitud de este hombre que con su vida, con su sonrisa, con su ejemplo es también un pescador. Cristo y Jorge me han recordado con claridad cuál es el camino, y el camino por el que yo soy feliz.

Que el centro sea mi mujer y no yo; que lo sean mis hijas y no yo; que lo sea el hermano y no yo.

Animaos. Es solamente una sugerencia. Poned a otro en el centro; y luego a otro, y a otro… y con el tiempo tendréis que tratar de disimular la sonrisa.

Que el centro sea Cristo. Y salir a pescar.

2 comentarios:

  1. Como siempre, se nota tu intima amistad con Cristo, gracias querido hermano, por estas lecciones de espiritualidad, por este contagio de amor por Cristo, por Nuestra Bella Iglesia.
    Que Dios Todo Poderoso te bendiga y te ilumine, y vele siempre por tu familia.
    La Santisima Virgen los cubra bajo su manto maternal.

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