Scala News

martes, 1 de junio de 2021

Enrique Pérez-Llantada D.E.P.

La pena empaña el corazón y riega los recuerdos con lágrimas. Qué importantes son los recuerdos, esa argamasa de la vida que te sostiene en la soledad y la distancia. Hoy, mi queridísimo padrino, ya nos cuida desde el cielo. Sin sufrir. Prácticamente perfecto hasta el final.

Esa pena se despeja con los recuerdos que engrandecen el alma. Una parte de mi ciudad, Santander, va desintegrándose. Enrique Pérez-Llantada, miembro de una saga familiar insigne de médicos, se ha apagado. Cuando cierto tipo de personajes que han sido parte activa y relevante de la historia e intrahistoria desaparecen del paisaje urbano, las ciudades marchitan un poco; empequeñecen.

Pero la luz de los recuerdos y su vida iluminan. Mirar atrás, con la perspectiva de la transcendencia y bajo el calor del inmenso cariño, reconforta y enorgullece. Duele la distancia, duele el no poder estar. Ya va siendo un sino en mi vida no poder hacerme presente en los momentos importantes de la gente que quiero. Y duele. Cuando esta mañana me ha llamado mi madre para comunicarme la triste noticia me hubiera gustado estar ahí, junto a ella. Ahora quisiera estar ahí, junto a mi tía y mis primos. Simplemente abrazarlos. Ya, ya sabemos que corresponden días; pero también sabemos que en ocasiones realmente no se puede. Y en eso me estoy especializando…

Se me agolpan los recuerdos: en casa de los abuelos, en su consulta, en Las Gaviotas tantos días de Navidad, en Barlovento tantos días de Reyes… Sus llamadas diarias el año pasado cuando yo estaba convaleciente de COVID y a él se le unían la medicina y el cariño del tío siempre pendiente. Tío Enrique, has sido un padrino extraordinario; cuánto te voy a echar de menos. Si miramos hacia atrás desenfocados puede parecer que la vida se nos marcha entre los dedos. No es así, hacemos la Vida diariamente y tu, hoy, has alcanzado su plenitud y máximo sentido.

La pena se mezcla con la satisfacción de que el P. Rafael Alonso CSsR, superior de los Redentoristas de Santander, ha sido quien le ha dado la Unción. Historias de mi propia vida que se juntan de una manera gozosa. Porque es la fe en la Resurrección lo que mantiene despejado el horizonte, el corazón firme y la mirada alta. Si alguien lee estas líneas, le pido que eleve una oración por el eterno descanso de su alma.

Tío Enrique, Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y San Enrique te habrán presentado ante el Señor; ya has visto cara a cara a tu Redentor. Que goces de la contemplación de Dios por los siglos de los siglos.

 


2 comentarios:

  1. Enrique, solo quiero agradecerte estás cariñosas palabras sobre mi padre. Gracias de corazón de parte de tu tía y tus primos.

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  2. Querido Enrique, el tío Enrique fue un ejemplo como persona y como médico. Mi padre y el fueron los ejemplos en los que me fije para ser médico. Hemos tenido el enorme placer de conocerlo, de tenerlo con nosotros. Simplemente quiero darte las gracias por tu comentario y también aprovechar para darle las gracias al tío Enrique por todo (el sabe muy bien por qué)

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