Scala News

miércoles, 25 de julio de 2012

Pelillos a la mar


Acabo de mantener una breve conversación con alguien que no ha pasado por su mejor momento, y se muestra dolida con quienes no han estado a su lado.

Se trata de una chica de un fondo mucho más que generoso y una vitalidad que se le escapa por los ojos. Su sonrisa casi permanente no es el reflejo, que también, de un estado de ánimo efímero sino producto de un gozo mucho más profundo y arraigado. Parece mentira que una mujer pequeñita albergue un corazón más grande que su propio cuerpo. Una mujer de carácter fuerte, pero que le hablen, por ejemplo, a San Jerónimo de caracteres fuertes.

Es comprensible y humano que usemos el filtro de las propias experiencias como criba que distinga quién sí y quién no. Sin duda duele, pero todo sana. Sé que cuesta, pero sinceramente yo no lo tendría muy en cuenta. Y no por eso de allá cada cual o arrieritos somos, no. ¿Cómo se sintió Jesús ante los tres “no” de Pedro? Y, sin embargo, ya ves quién fue su roca. La angustia le llevó en su soledad a sudar gotas de sangre en Getsemaní, y por tres veces encontró a Pedro, Santiago y Juan durmiendo. No todo el mundo es así, pero hemos de reconocer que está en la condición humana tanto como en nuestra propia mano dar setenta veces siete oportunidades.

Caemos y nos levantamos. Ay de esa primera piedra… Yo he caído y me he encontrado para levantarme la mano de aquel a quien había decepcionado (a veces lo hacemos sin darnos cuenta); sí, toda una lección de perdón y de Amor.

Alguien a quien ambos queremos nos dijo un día a ti, a mí, a muchísimos, que fuéramos como custodias de Cristo. Ni nos dijo que lo fuéramos sólo una semana, ni nos dijo que fuera a ser fácil ¿verdad? Pues podemos serlo también con nuestra actitud.

Cuando nos fallan la pelota puede que esté en nuestro terreno, y de nuestra actitud, de nuestra reacción, puede que dependan muchas otras. Quienes un día nos decepcionan puede que otro nos sorprendan. Son pequeños grandes gestos que, persona a persona, contribuyen a que el mundo pueda ir cambiando. Porque al final, como todo, se trata de Amor, que es lo que mueve el mundo.

2 comentarios:

  1. Has explicado muy bien cómo nos sentimos cuando nos fallan las personas de las que más confiamos.
    Si hasta Jesús le fallaron los más próximos, que no harán con el común de los mortales

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    1. Gracias por el comentario.
      Pues eso, pelillos a la mar y adelante.

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