Scala News

jueves, 28 de junio de 2012

Procesión del Perpetuo Socorro por Chamberí


Es difícil de explicar con simples palabras todo aquello que supone una explosión grandiosa de fe, pero lo voy a intentar.

Debería comenzar mencionando el día a día de los Misioneros Redentoristas llevando la Buena Noticia de Jesucristo, o de quienes tratamos de poner nuestro granito de arena como miembros, de una u otra forma, de esta Familia, pero cualquiera que se acerque a este blog lo encontrará de una obviedad tan grande que me abstendré. Cada vez que se acerca una celebración importante los hombros se multiplican, se multiplica el esfuerzo y se multiplica la ilusión. Pero como si no se hiciera, todo con una naturalidad que rompe muchos esquemas. Así se vivió la preparación a la Novena al Perpetuo Socorro, así vivimos la Novena, hasta llegar a ayer, 27 de junio, día en que celebramos la festividad de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro; fiesta grande para la Familia Redentorista y para la Iglesia.

Ver un templo a estallar de gente, unida por la fe y la devoción, de distintas edades, de todo tipo y condición, alegres, felices, es algo que sobrecoge y emociona. Creo que en los tiempos que corren, manifestar públicamente la fe, de manera tranquila y entusiasta es especialmente significativo. Y que el gentío de ayer fuera incontable, teniendo en cuenta la hora y el partido de futbol no hace sino dejar claras las prioridades.

Yo en la Familia me siento cómodo. Mis primeros pasos fueron casi con aturdimiento, como sin entender muy bien ni la naturalidad ni la acogida abierta y espontánea. Pero poco a poco, sin darme cuenta, llegó un día en el que me vi en casa, y por lo tanto, entre hermanos. No por el lugar, simplemente por el espíritu, por una identificación clara y manifiesta con un carisma común. El año pasado, recuerdo que ese mismo día, volvió por un momento esa especie de aturdimiento y me preguntaba de dónde había salido toda esa gente. Este año no, era simple felicidad al ver de nuevo que el Pueblo de Dios está por todas partes y de todas partes venían a honrar, pedir y agradecer a Su Madre, a Nuestra Madre del Perpetuo Socorro.

La entrega del SAMUR, de quien es Patrona, merece no una entrada, merece un libro aparte.

Ayer, además, gocé viendo bien cerca a un amigo que acudió por primera vez.

La Procesión fue un espectáculo. Las calles llenas de gente al paso del Icono, la gente en los balcones, ancianos y enfermos bajando a la acera… la fe, la devoción y la entrega de tantos.

Ver a mi mujer procesionando como archicofrade de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro y de San Alfonso, a mis dos hijas de cinco y siete años con sus medallas de la Archicofradía, flanqueando revestidas, con sus cestas con incienso, a Lalo y a Guille es algo inexplicable. El orgullo por mis pequeñas y por esos dos chicos a los que quiero tanto, dos hombres tocados por el dedo de Dios. Uno de una bondad infinita, como si en su corazón cupieran todos los gozos y sufrimientos de los hombres, y otro que sencillamente se debió de caer al nacer en una marmita de agua bendita. No creo que pudiera pedir más.

Si alguien se acercó ayer por simple curiosidad, por el espectáculo, o por motivos ajenos a la fe, estoy convencido de que el año que viene repetirá, pero atraído por el Perpetuo Socorro de María.

Yo fui pidiendo porque cuatro fuéramos siempre cinco, por varios enfermos con nombres concretos: mi padre, el padre de Gonzalo, la madre de Pepa, mi tía, Jorge Tarazona y por sus familias y quienes les atienden. Pero también tuve presentes a quienes impunemente utilizan las redes sociales para arremeter contra los católicos, personalizando a todos ellos en las ofensas que a diario recibe la Hermana Xiskya. Pedí Luz para ellos. Pero sobre todo agradeciendo el hermano caído de lo alto un 19 de mayo, hace una eternidad… ¡¡¡y él me creía enfadado!!! Será tontorrón...

Poco más puedo decir porque lo que hay que hacer es vivirlo, de modo que todos tenéis una cita el 27 de junio de 2013 en el Santuario del Perpetuo Socorro de Madrid. Podéis ir yendo ya…

miércoles, 27 de junio de 2012

Cuatro que son cinco


Esto de no poder dormir tiene sus cosas. Hoy mismo he enviado un correo electrónico a un miembro de mi familia (bueno, tengo un amigo Escolapio que explicó, sin referirse a nosotros, mucho mejor que yo qué me une a mi a esa persona, qué le une a mi familia,  su familia) y ahora que lo he releído varias veces me doy cuenta de que probablemente fuera del todo innecesario. Y gracias al insomnio paro y releo; releo y recuerdo.

Llego a la misma conclusión: innecesario. Esa persona ya sabía todo lo que le decía sin necesidad de hacerlo. Incluso muchas veces el silencio expresa más que las palabras; de hecho ayer por la tarde me limité a sonreír medio en la distancia, cuando lo que me apetecía era haberle dado un abrazo por la buena noticia del 25, algo por lo que algunos lectores de este blog pidieron (vuestras oraciones fueron escuchadas). Sólo sonreí, pero él sabe que en esa sonrisa iba mi abrazo junto con el de María y las niñas.

No lamento haber mandado ese correo electrónico; creo que no sería yo si no lo hubiera hecho. Me ratifico en cada palabra, por muy cortas que se queden. Y cada vez que lo leo me satisface más ver la evolución de décadas de crecimiento en sólo dos años, un mes y ocho días; en mí y en mi familia. Eso se ha producido por el Amor caído de lo Alto y pensado desde el principio de los tiempos; soy así de bruto, pero no es otra cosa. Evolución y crecimiento imparables; con calma, amansadas las aguas, pero imparable. Ya sé que Madrid no es Silca, pero la lanza volvió certera a traspasar el corazón del dragón, y muerto está.

Si hay algo que siento es lo que no le digo, y eso es, sin embargo, lo que más me importa. Veo demasiado yo, demasiado nosotros cuatro, cuando posiblemente justo él puede ser el más desvelado ahora. Y lo que realmente nos preocupa, lo que me preocupa de verdad, es que, en donde sea, esté bien, tranquilo, feliz y querido; siempre. Podría decir, además, satisfecho, pero para eso sólo Dios sabe hasta que punto tiene motivos; lo sabe el Señor y lo sabemos muchísimos que lo gritamos sin voz, como salmos de silencio que se elevan con el incienso de los frutos del Amor y de la entrega.

Nosotros cuatro somos nosotros cuatro. Y porque somos nosotros cuatro, dentro de unas horas, acompañando al Icono de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, nosotros cuatro pediremos que siempre seamos nosotros cinco; o más, muchísimos más.

Esto de no poder dormir tiene sus cosas. Y gracias al insomnio paro y releo; releo y recuerdo. Quizás en la ancianidad ya no existan los recuerdos, ni sea capaz de reconocer los ojos de María, ni las voces de mis hijas. No importa. Nada importa. Importa todo.

Sólo aspiro a que un día se nos abran las puertas del cielo y nos reciba la “Perpe” mientras suenan los salmos silentes que elevamos y el incienso de nuestros frutos de Amor y entrega a los demás perfumen la mesa del Padre. Y encontraremos legiones llegadas por ti.

Mientras tanto seamos nosotros cuatro –los cinco- quienes la acompañemos con cientos por Chamberí.

domingo, 24 de junio de 2012

Comida solidaria y Novena en PS


Hoy hemos estado toda la familia en PS en la comida solidaria organizada por los Laicos Redentoristas y Asociación para la Solidaridad para el proyecto CasAbierta en Uruguay. Ha sido un día estupendo, entre amigos. Yo me alegro por lo principal que es lo que se haya podido recaudar para su financiación. Pero también me alegro por el esfuerzo realizado por los Laicos Redentoristas para convocarnos, reunirnos, conseguir los patrocinadores, las donaciones para la rifa, prepararlo todo y ofrecer su trabajo y sus mejores sonrisas para que todo estuviera perfecto.

Además me alegro de que varios amigos que nunca habían estado en PS decidieran acompañarnos. Quedaron impresionados por la gente, por los Redentoristas y su servicio incansable, como lo más normal, y siempre alegre. Impresionados por la mezcla generacional, que no es ni más ni menos que lo que ocurre en cualquier familia. Compartir la mesa con quienes lo hicimos fue una suerte que veo de difícil repetición, pero hoy, en lugar de pensar en lo que no volverá a ser, prefiero disfrutar del recuerdo. Lo que uno vive intensamente sólo a uno le afecta, lo sé; los afectos unilaterales tienen la ventaja de que lo irrepetible sólo es echado de menos por uno.

Tras la comida, continuamos en casa con aquellos de la mesa que así lo quisieron, y luego, la Novena. Viernes la sensibilidad tan difícil de encontrar, sábado los hombros para arrimarlos en el servicio, y hoy la voz para levantarla como pequeños profetas por los más necesitados, contra las injusticias, por la solidaridad. Las homilías del P Colinas con la sencillez y suavidad que engrandecen aún más la profundidad de un gran hombre.

Ya queda menos para el veintisiete, para el gran día en que acompañemos el paso con el Icono por las calles de Chamberí. Lo espero con fe, lo espero con ilusión y lo espero con eso, Esperanza; pero también confieso que no puedo evitar tener el corazón en un puño. Y es que hay cosas que uno no puede evitar.

La Paz contigo


Sinceramente, no tenía previsto volver a escribir nada hasta que se hubieran cumplido otros tres días de la Novena a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Pero justo hoy se han dado una suerte de casualidades –aunque yo no creo en las casualidades- que han llevado a que me emocionara. Hoy animaban el rosario, la Novena y la Eucaristía los catequistas de niños, el grupo Scala y los padres de catecúmenos de Primera Comunión. Eso quiere decir que yo no tenía que estar en el Presbiterio. Pero cuando entré en la iglesia, una de las catequistas me pidió que la sustituyera con la Primera Lectura, de modo que allí subí. Después de todo soy “catequista consorte” y Toya, mi hija mayor, empezará el próximo curso la catequesis. De modo que, al igual que ayer, leí la Primera Lectura. Siempre intento hacerlo con claridad, no para que se me entienda, sino para que se entienda; me impone estar en el ambón acariciando con mi boca la Palabra. No sé si “impone” es o no el término adecuado; no me pone nervioso ni nada parecido, carezco de pánico escénico. Es, quizás, reverencia. No me parece cualquier cosa, ni algo anecdótico, es precisamente aquello con lo que finaliza cada lectura: Palabra de Dios.

El caso es que ahí estaba tranquilamente, en primera línea y en casa –hace ya tiempo que alguien a quien quiero me dijo claramente aquello de “esa es tu casa”, y lo es- celebrando en familia la Eucaristía en Familia, en un templo abarrotado. Cuando llegó el momento de la paz se acercaron algunos de los sacerdotes que concelebraban a quienes “animábamos” la celebración, el P Nicanor, el P Olegario y el P Benigno que presidía. Fue este último, el P Colinas, quien al darme la paz me dijo “hoy que es el día de los niños he estado recordando cuando tú eras niño”; casi se me caen las lentillas. Yo, que acudo cada día a disfrutar de verdad con sus homilías, que hago esfuerzos por ser un señor de cuarenta y cinco y no un niño de siete cada vez que le veo, o un señor con el corazón de un niño, tratando siempre de pasar desapercibido. Escuchar esas palabras me hizo temblar; yo también estaba ahí para él.

No creo que lo olvide nunca. Hay dos abrazos de paz por un sacerdote oficiante que no olvidaré jamás, y este ha sido uno. El otro fue el abrazo de un hermano; algo mucho más restringido, en la capilla de la Comunidad, con ocasión de la entrega de Diplomas de la JMJ. Un simple y largo abrazo y un simple y eterno “la Paz contigo Enrique”. Dos signos y dos misterios.

Es curioso, pero me he dado cuenta de que desde que soy feliz ahí dentro, y sólo desde entonces, cada vez que durante la misa doy la Paz, sea donde sea, lo hago de verdad. Creo que nunca antes lo había hecho en su pleno sentido.

La Paz con vosotros.

jueves, 21 de junio de 2012

Tres días de Novena en PS


Lo confieso Padre, el primer día de la Novena no era yo quien estaba allí sentado, escuchando. Era un niño de siete años con el corazón acelerado porque iba a recibir a Cristo por primera vez; ni era PS la iglesia. Tuve que disimular que me secaba alguna lágrima cuando me vino lo que espero sea un último recuerdo de aquella época. Y todo antes de la homilía, sólo con tenerle a usted oficiando. Me costó pero me sobrepuse; no lo hice solo, fue, usted y esa sencillez que al principio retumba, luego tumba y acaba recomponiendo. La inmarcesible profundidad de la sencillez y la naturalidad, reflejo de una fe que no se marchita.

Una sencillez que desarma, descoloca y centra. Una profundidad accesible. Una fe atemporal y robusta. Una humildad que eleva y contagia. Un misionero curtido. Una vida de entrega. Y tan normal. El Evangelio. Y todo por María y para el pueblo de Dios. Eso, un sacerdote y misionero Redentorista.

Ese primer día fueron las manos, animándonos a servir. El segundo los pies, ajados por los caminos anunciando la Buena Noticia de Jesucristo. Hoy los ojos... Un tempo in crescendo que me va levantando del banco; pero sin estridencias.

La iglesia engalanada, componentes de los distintos grupos parroquiales animando la celebración, los coros regalándonos sus voces, el fervor de los fieles, las medallas sobre el pecho de los archicofrades, el templo iluminado a toda potencia; todo perfecto. Sí, pero ahora que escribo esto me doy cuenta de la gente tan querida del Presbiterio: los sacerdotes y dos jóvenes. Sin duda ellos son el ramillete que más agrada estos días a la Virgen, formado por aquellos que diciendo SÍ siguieron –siguen- los pasos de su Hijo.

Son sólo los tres primeros días de la Novena a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro; cada día voy a rezar, como homenaje a nuestra Madre. Cada día voy a pedir y a agradecer. Cada día salgo dando gracias por haber estado allí.

Ojalá el año que viene seamos más, porque esto, como todo lo que se vive en el Santuario del Perpetuo Socorro de Madrid es digno de ser vivido y compartido.

Tres días: las manos para abrir la puerta y ofrecerlas, los pies para ir corriendo firme, los ojos que reflejan el alma y que reflejen la mirada de Dios. Y llegará la boca para poder gritarlo.

D. Benigno: ¡GRACIAS!

Decir adiós duele


Queridísimo Amigo:

Te dije que sí, que te dedicaría una entrada, y aquí estoy. Lo primero que te quiero dar son las gracias por compartir todo eso conmigo.

Ya te lo dije, las decisiones personales son eso, personales, y hay consejos que no se pueden dar, los pasos de la vida son de uno mismo. Pero ten en cuenta que es mucho el Amor, la ilusión, la fe y el empeño personal que llevas puesto, arrastrando en ello a toda tu familia; no lo esperabas, pero tu mujer y tu prole, aunque en la distancia inicial te fueron siguiendo. Casi todo lo ves como una gracia, como un regalo, pues piensa que la implicación familiar es también un signo y creo que es el signo más bello de que las cosas van por el camino recto.

Considera que uno no siempre cae bien, nadie está en la obligación ni de tenernos simpatía ni mucho menos de querernos y que el hecho de estar a nuestro lado es una gracia cuando están, pero eso no tiene porqué ser permanente, ni convertirse en una exigencia por nuestra parte. Ni siquiera el acompañamiento, o como quiera que lo llames, debe convertirse en una soga para quien escucha. Tu puedes seguir queriendo en la distancia, aunque te duela; aunque, como me cuentas, desde hace algún tiempo lo que escuchas son excusas burdas, infantiles o sustentadas en mentiras o medias verdades. Sí, puede ser cierto que después de tanto tiempo lo que duela sea la excusa en lugar de un planteamiento sincero y abierto, pero también es cierto que nuestro corazón tiene capacidad suficiente para ser comprensivo y acoger la debilidad del otro. Tu sabes que el corazón se rompe, pero también sana. Has pasado en tu vida, desde temprano, por situaciones más difíciles; recapacita sobre cómo y de la mano de quién te recobraste. No sé si te has llegado a plantear que quizás haya demasiado “yo” en todo esto y bastante poco de los “otros”.

Me cuentas que hay muchísima gente ahí a la que quieres y a la que no podrás olvidar jamás. Bueno, es que no hay porqué dejar de querer, y mucho menos olvidar a aquellos entre quienes has sido tan feliz. Pero recuerda que su compañía te fue dada por añadidura, que tú ni les buscaste ni fueron tu objetivo; en teoría el objetivo es una misión divina a la que tu decidiste unirte de manera voluntaria, no personas concretas; y a mí alguien me dijo un día que Dios es inmutable y es Él quien guía la barca. Es una tormenta en un mar de fe. ¿Sabes? Un mercader cretense en el siglo XV, pidió a la Virgen que cesara una violenta tormenta y así finalmente el Icono del Perpetuo Socorro llegó a Roma. El Perpetuo Socorro de María. Ahora que estamos en su Novena, te tengo a diario presente. Descansa en la oración; abandónate en el Señor y que sea Él quien decida.

Pero sé consciente de que aquellos a quienes quieres, seguro que también te aprecian a ti, aunque eso no sea lo importante. Ni siquiera uno mismo lo es. Uno no es útil siempre, necesario siempre. Además, puede que no cuenten aparentemente contigo, pero que te tengan mucho más presente de lo que imaginas.

Tu no tienes nada parecido a la obligación de la perseverancia. Pero persevera; quizás dándote un tiempo, a medio gas, en la distancia, pero no yo no claudicaría de manera radical.

Recuerda el principio, recuerda el porqué, recuerda el cómo. Decir adiós no es sencillo, sin duda duele. Pero a lo mejor no es necesario decirlo.

Y no compares; no te compares con nadie, y mucho menos conmigo que no soy digno de ello ni ejemplo de nada. Sólo Jesús es nuestra medida.

Pero si finalmente no eres feliz, nada de eso te hace feliz, entonces hay que ser también consciente de que decir adiós es bueno a veces, por mucho que duela. Aún tienes tiempo. Y tienes amigos, una palabra que yo no vacío de contenido. Tener amigos es tener a Dios a tu lado. Pero, sobre todo, le tienes a Él.

lunes, 18 de junio de 2012

Venga, un último empujón


Bueno, ya solamente queda un último empujón. En principio mañana se sabrán los resultados de una pequeña prueba que le hicieron la pasada semana a alguien a quien quiero, mucho. A veces pienso que pedir por él en familia es casi hasta un pelín egoísta.

Ya sé que no será nada, que no es nada, pero por pedir que no quede, así que el que lea esto que se anime a rezar por un desconocido. Ya lo habéis hecho muchos, muchísimos y desde muy diferentes países. Pero como yo soy plúmbeo, pesado, insistente, y por lo visto avasallo un poquito con mi entusiasmo, pues hoy avasallo un poquito con nuestro cariño por él pidiendo una oración más. Eso, que soy así.

Pero es que como soy tan raro, creo firmemente en el poder de la oración. Creo y además he visto su efecto; el efecto de cadenas de oración en personas concretas que hoy están estupendas cuando nadie apostaba por ellas.

Además, y por aquello de hacer un doble salto mortal de rareza, no pido milagros. He aprendido a pedir porque se cumpla Su voluntad, y que el milagro sea que los demás sepamos aceptarla.

Solventado esto, la Novena a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, que empezamos mañana, tendrá por mi parte algunas acciones de gracias concretas:

·        Justo por el motivo de la Oración que pido aquí

·        Por tener trabajo

·        Por mi familia y por la Familia

Alguna petición también concreta:

·        Por la hermana de mi madre

·        Por los parados y de forma específica por alguien con nombre y sonrisa propia de PS, su hermana y su cuñado

·        Por los miembros del grupo de Matrimonios de PS

·       Por dos amigos caídos del cielo y que escriben como los ángeles; uno profesionalmente, y otro porque si no lo hace se podría producir una explosión cósmica de fe y conocimiento entre sus alumnos y quienes le queremos de dimensiones inclaculables

·        Por los enfermos, sus familias y quienes les cuidan

·        Por la vocaciones

Que sí, que rarísimo, que no me importa ni contar qué agradezco ni por qué pediré cada día. Quizás alguno de vosotros se anime a buscar el Perpetuo Socorro de María estos días.

Así que venga, de momento animaos que no cuesta tanto; sólo es una oración más por esa persona a quien queremos y de quien soy amigo. Y como sé que alguno lo hará, solamente me queda decir: ¡GRACIAS!

domingo, 17 de junio de 2012

Novena y comida solidaria en PS


Hoy se inicia otra temporada intensa en el Santuario del Perpetuo Socorro de Madrid, en la calle Manuel Silvela 14. La novena a Santa María del Perpetuo Socorro (http://www.perpetuosocorro.org/madrid/#perpe12) comenzará el próximo martes 19, y la predicación la realizará un Sacerdote curtido en la Misión; a mi me hace especial ilusión porque de sus manos recibí por primera vez a Jesús en la Parroquia Redentorista de Santander: el P Benigno Colinas CSsR. Durante el tiempo de la Novena mi Parroquia acogerá a multitud de fieles venidos de todo Madrid que acuden no solamente empujados por una tradición familiar y heredada, sino movidos por la fe y la devoción a Nuestra Señora en este milagroso Icono cuya difusión y custodia fue encargada a la Congregación del Santísimo Redentor por Su Santidad Pio IX. Milagros, curaciones, favores que la lo largo de los siglos llegan hasta nosotros. Animo a todos a que se acerquen a conocerlo, y a que acompañen a la Virgen, a cuyo Perpetuo Socorro nos acogemos tantos, por las calles del barrio de Chamberí el próximo día 27. Serán unos días de peticiones y acciones de gracias, y la Procesión Solemne con la naturalidad y alegría con la que los Redentoristas nos acercan a diario el Evangelio y lo expanden por los cinco continentes.

En esa labor misionera tenemos ahora a unos cuantos amigos Redentoristas que han acudido desde España a Honduras para anunciar la Buena Noticia de la Redención Abundante. Las condiciones son de una violencia bastante más que alta, pero los granos de mostaza que van sembrando crecerán y darán fruto. Por ellos pido, y lo haré de manera especial durante la Novena.

Otro de los motivos por los que la actividad en PS se acentúa viene de la mano de los Laicos Redentoristas quienes, envidiablemente, son una muestra activa del carisma Redentorista en el mundo, es la comida rifa solidaria que tendrá lugar el próximo domingo 24 de junio en los jardines de PS (http://www.perpetuosocorro.org/madrid/casabierta.html#comsol12). Estos hombres y mujeres, junto con Asociación para la Solidaridad, se están desviviendo para recaudar fondos para CasAbierta, que de la mano de las Oblatas del Santísimo Redentor lucha contra la explotación sexual y por la capacitación y atención integral de mujeres que ejercen la prostitución y sus hijos en Uruguay. Mercadillo, comida, rifa…una oportunidad que se nos ofrece para ser solidarios, para ser diminutos granos de mostaza, disfrutando, además, de una jornada estupenda. Son muchas las donaciones que han conseguido hechas por individuos anónimos y no tan anónimos, que de manera generosa se unen bajo la fe y la solidaridad para ayudar al más necesitado de auxilios. Os animo a que no os lo perdáis.

Qué ¿tengo o no tengo un lujazo de Parroquia?

sábado, 16 de junio de 2012

De Primera Comunión


Contento, feliz, orgulloso y agradecido me he sentido hoy. Hemos estado en una Primera Comunión muy familiar. Quien comulgaba por primera vez, sus padres, hermanos, abuelos, tíos, primos y tan sólo tres amigos con sus hijos -entre los que estábamos nosotros- y, por supuesto el oficiante. Soy amigo del sacerdote, somos amigos suyos, le queremos, y la sorpresa generalizada, la admiración causada entre los asistentes me ha hecho –nos ha hecho- engordar unos cuantos kilos. La naturalidad, la sencillez, la cercanía y también la firmeza suave enamoraron a todos.

Al enterarse por los padres de que soy amigo suyo fueron muchas las preguntas, sobre él, sobre la Familia religiosa a la que pertenece y sobre la Parroquia en la que está actualmente. Respuestas breves, apasionadas, concisas y emocionadas por mi parte. Curioso que muchos hubieran acudido durante años a su Parroquia y curioso que dejaran de hacerlo; no quise preguntar los motivos aunque algunos sí que me los desgranaron. Hubo un momento en el que parecía casi una competición: “pues a mi hermano le dio el cursillo prematrimonial”, “pues recuerdo que”, “cuando éramos pequeños”, una especie de niños fardando con un “pues yo más”…. Buenas intenciones de retornar en el próximo curso.

Agradecido por estar allí. Agradecido a los padres y agradecido al oficiante. Feliz viendo la naturalidad de los niños, eso sí, con la peculiar constatación de que el comportamiento infantil -independientemente de la manera de ser de cada uno- depende muchísimo del empeño y del tesón de los padres, y que éstos están mucho más ligados a un concepto global de la vida que a la propia cuna.

Me encantó que su madre hubiera preparado un libro de firmas para que cada uno fuéramos escribiendo al niño unas líneas. Nosotros, entre otras cosas, le instamos a que no olvidara de manos de quién recibió a Jesús por primera vez, un poquito de la Familia religiosa a la que pertenece ese sacerdote; el tímido guiño de que, a medida que crezca, irá comprendiendo y admirando que en Él está la Redención Abundante.

viernes, 15 de junio de 2012

Perplejo y en apoyo a José Fernando Juan SchP


Ha sido una jornada estupenda, completada con la Oración de los Jueves en PS donde he podido agradecer íntimamente ante el Santísimo un día perfecto profesionalmente hablando. Salgo acompañado por una mujer extraordinaria, de un humor extraordinario, una inteligencia extraordinaria, una entrega extraordinaria y con un hijo extraordinario (a su hija no la conozco). Se llama Barbara-Jane Thomas (sé que el rapapolvos por poner su nombre tal cual también será extraordinario, qué le voy a hacer); sí, se ve que no le tengo nada de aprecio, pero es que es cierto, ella es así.

Todo iba sobre ruedas, porque además llegué a tiempo de ver los dos últimos goles de España. Pero no todo podía ser de color de rosa. Acaba el partido, conecto el ordenador, me meto en Facebook y me encuentro con un mensaje que me ha dejado perplejo. Lo cuelga en su perfil alguien querido, pero en este caso eso no es ni siquiera anecdótico; quien lo escribe, lo hace para comunicarnos que Facebook ha bloqueado su blog y eliminado todos los enlaces al mismo. No hablo de un blog cualquiera; es un blog con una ingente cantidad de visitas diarias (la cifra es casi hasta ordinaria, la verdad), y no es precisamente porno, ni morboso, ni ofensivo. Simplemente es un blog que se llama http://vocacion.wordpress.com/. Quizás sea el título lo que resulte escandaloso: Vocación. Pero hombre ¿a quién se le ocurre? Y encima con tal número de visitantes pues claro, el peligro es exponencial. Uno lee cualquier entrada y resulta que está admirablemente bien escrito; se ve que el autor es mucho más que culto. Profundizando en la lectura, además se puede descubrir que es brillante e inteligente (y que no se me ande con falsas modestias cuando los dones son evidentes). El peligro salta a la vista; un virus que traspasa la pantalla del ordenador e infecta el alma con una ponzoña tan perniciosa como la fe. Firme, segura y RAZONADA. Vamos, todo un escándalo. Lógico que haya que acabar con semejante arma de destrucción.

¿Quién será este abuelete, amante y profundo conocedor de la filosofía, al que le da por hacer pensar a la gente, por cuestionar, por poner las neuronas de personas del vulgo en funcionamiento? Pues un religioso y sacerdote…. Acabáramos, UN CURA. Buffff, las peores previsiones parece que se van cumpliendo; esto hay que eliminarlo de raíz.

¿Cómo se llamará este hombrecillo que seguro que debe de ir arrastrando  los pies por el paso de sus años, con la cabeza entre los hombros por el peso del conocimiento?

Pues señores, este individuo se llama José Fernando Juan Santos, es sacerdote Escolapio, profesor, tiene treinta y dos años (sí, 32) y yo soy amigo suyo. Pero no por eso seguiré recomendando sus blogs, retuiteando sus entradas, compartiendo sus artículos. Lo haré porque hacen pensar, elevan el conocimiento y el espíritu, hablan de fe, de la Vida, y sí, también de la vocación. Alientan a jóvenes, maduros y ancianos. Cuestiona. Irrumpe en la mente y en el alma de cada lector con una pluma brillante e inteligente. Con FE, desde la FE. Sin meterse con nadie, más bien al contrario, comprendiendo y acogiendo.

Es un joven con cuya vida demuestra tener una voluntad férrea, una fe firme y una actividad frenética, incansable. Y todo ello desde un punto de vista universal.

Conozco más curas jóvenes como José Fernando: incansables, entregados, inteligentes, desprendidos, alegres, felices y con una preparación fuera de lo común. Pero en esta ocasión es contra él contra quien ha ido alguien, y es a él a quien manifiesto mi apoyo, identificación y cercanía. Y si me quieren borrar mi perfil, pues que lo hagan. No me puedo callar, como alzaría la voz y pondría la mejilla por todos esos religiosos, sacerdotes, diáconos y estudiantes que considero como mi Familia.

Aquí estoy. Sin indignación; con pena. Pena porque vivimos en un mundo de denuncias anónimas, donde “perseguir” –soi disant- vuelve a ser una norma bien vista como en la Roma circense. Pues “perseguir” a un hermano es perseguirme a mí. Amordazar –o tratar de hacerlo- a quien con el único arma de la palabra, sin ofensas y con una generosidad desconocida por muchos va desgranando y mostrando la Palabra a cada paso, es como tratar de amordazarme a mí, aunque yo no sea digno de desatar la sandalia de ninguno de ellos.

Repito que no quiero –hoy menos que nunca- parecer indignado, porque no lo estoy. Apenado sí, indignado no. Callado tampoco.

Bloquear http://vocacion.wordpress.com/ me parece una necedad y una maldad; no más.

Y como “la verdad os hará libres”, desde aquí animo a todos a seguir leyendo o empezar a leer los blogs de un hombre bueno.

martes, 12 de junio de 2012

Soulsworking


Soy pesadísimo, sí, lo reconozco. Trato de corregirme, pero nada, que sigo siendo plúmbeo, plúmbeo; cada vez un poco menos, eso sí. Uno va soltando lastre poco a poco, pero continúa ahí la pesadez casi como los kilos, que alcanzada una edad te cogen tanto cariño que siempre hay algunos que no te abandonan ni a tiros.

Y para muestra un botón: una vez más digo que soy todo un privilegiado. Lo vuelvo a decir, porque no paro de asombrarme. Cuando más he sentido el privilegio de los cuidados de lo Alto ha sido sin duda en los momentos más duros, aún cercanos y de los que nos vamos recuperando lentamente. Pero las muestras de que soy mimado se me van presentando a cada momento, simplemente hay que saber mirar: despertarme a las tres y media de la mañana porque mi hija pequeña tiene una pesadilla es un lujazo; las explicaciones de la mayor sobre su jornada en el cole son un lujazo; amanecer cada mañana junto a mi mujer es mucho más que un lujazo; escuchar una carcajada de mi madre al otro lado del teléfono es un lujazo; que lo de un hermano caído del cielo vaya a quedar en una anécdota es un lujazo; contemplar a quienes han sido llamados a lo Grande entre lo Grande es un lujazo; ser consciente de todo esto es un lujazo.

Ehhhhh, pero hay más. Levantar el teléfono y escuchar "¿cuándo, cómo?"es otro lujazo, y ahí están Miguel o Carla o Magdalena. Levantar el teléfono, enviar un email o un mensaje en Facebook para pedir oraciones por alguien y que no sólo se pongan a ello, sino que además lo renvían o lo retwitean y eso provoca que –aunque no sean millones de personas- haya lucecitas orantes desde Omán a la Patagonia elevando su mirada y su corazón al Señor por un desconocido es más, muchísimo más que un lujazo.

Y no queda en eso. Profesionalmente se habla del networking como plasmación práctica de los contactos a lo largo de una trayectoria profesional, lo cual es encomiable. Pues yo, además de eso, puedo hablar de mi friendsworking, que se están desviviendo de una forma mucho más que efectiva; pero no solo eso, es que en esta última, digamos que categoría, incluyo también a alguien a quien me unen lazos sustentados por la fortaleza de lo intangible y eterno.

Vamos, que todo es una suerte de soulsworking, y aquí el CEO ya sabemos Quién es.

A que lo soy ¿sí o no?

lunes, 11 de junio de 2012

Rezar y pedir que recen


Encuentro que rezar pidiendo por otro, y no por uno mismo, es un acto hermoso, pero cuando pides a otros que recen por un desconocido sin decir exactamente por qué y ver que la respuesta es una avalancha de oraciones no puede menos que emocionarme.

Cuando uno reza por alguien tan querido, como es el caso que me ocupa, es como hacerlo por mí mismo, pero la respuesta de la gente sinceramente me ha abrumado. No doy las gracias, porque cuando alguien responde así no lo hace por quien recurre a ellos, sino como signo de auténtica Comunión. Hoy es así, una cadena inmensa de orantes.

Gente de distintas provincias, de distintos países, de distintas edades pero unidas por una misma fe que es la que les impulsa a esa respuesta inmediata. Peticiones hechas persona a persona y siempre con la misma respuesta, a las que se unen las oraciones a través de May Feelings. De América, Europa y Oriente Medio. Desde la candidez de los cinco años hasta, al menos, los setenta y ocho. Desde personas individuales y en solitario a un convento de Benedictinos. Casi todos católicos, y también algún luterano en Alemania.

Es algo hermoso, es algo grande, es algo único. Único no porque sea en concreto, en este caso, por mi amigo, ni porque yo lo haya pedido. Lo es porque expresa el desprendimiento y la gratuidad del Cristianismo, de cada cristiano de manera individual, que nos lleva a sentir hermano a quien ni conocemos, a sentir prójimo a quien está lejos.

Escribo esto porque tengo la seguridad de que no lee este blog de manera habitual, porque sé que no lo leerá hoy. Pero ya que lo hago, os animo a uníos en la oración por alguien a quien no conocéis. Da igual por qué, el motivo es lo de menos, rezar es lo importante.

domingo, 10 de junio de 2012

Charlando con Jesús en PS


Hoy, Jesús, he tenido la suerte de estar un rato contigo. ¡Qué regalo tan grande nos has hecho quedándote para siempre con nosotros en la Eucaristía!

Ahí llegué, entré en casa, en la capilla de PS, te saludé y me senté. Empecé en blanco, simplemente por acompañarte, nada más. Hasta que me invadió la realidad de tu presencia, de que ahí estabas tú y que si yo estaba contigo era porque tú estabas conmigo, porque decidiste quedarte. Me entraron ganas de levantarme y sentarme a los pies del altar, como para hablarte al oído, como quien entabla una conversación de confidencias con un amigo.

Empecé a hablarte de los sacerdotes que conozco y quiero – tu sabes bien quiénes son- , sólo para decirte que les quería y que cuidaras de ellos; no por el egoísmo de que gracias a alguno tu estabas ahí conmigo, sino porque son en verdad la imagen más próxima a tu Evangelio que uno se pueda encontrar; hombres que caminan con un pie en tu tiempo y otro en el siglo XXI, desde la fidelidad a la Iglesia y en la frontera de todos los problemas del hombre, haciéndote presente entre nosotros. Cierto es que personalicé en los sacerdotes Redentoristas, en los de aquí y en varios de América a los que la tecnología me ha acercado. Sí, y también de un Escolapio amigo. Pero además te pedí que “echaras un ojo” a todos los que están en misiones en lugares peligrosos, jugándose la vida, perseguidos y en aquellos de los que casi nadie se acuerda. Y en quienes se preparan para ser sacerdotes. Te hablé, desde el corazón, de cuatro personas, por su nombre. Como de todos los jóvenes que saben que te escuchan, y tapándose los oídos con cada índice miran a otro lado. Pero tú sigues llamando y eligiendo, y para decirte sí y seguirte tienen el ejemplo, la alegría, la entrega, el optimismo y la felicidad de la Familia Redentorista, con una enorme puerta siempre abierta.

Sin ellos, sin los sacerdotes, ni tú estarías ahí ni yo contigo porque ¿quién consagraría el pan y el vino?, para hablarte de mi Amor, sí, de María y de Toya y de Paula; y de mi madre, mis hermanos, mi padre y de otras cuatro personas (bueno, de una ya te había hablado); de mi vida, mi buen Jesús, simplemente de mi vida. Tú la conoces mejor que yo, pero era el momento propicio para contarte. Hablarte de esa sensación de felicidad que tenía ahí mismo, por estar contigo y en ese lugar, charlando de mi familia y de una gran Familia. Cómo han ido cambiando las cosas ¿Verdad, mi buen Jesús? Esos grandes regalos que me has ido haciendo en fechas concretas: un 15 de agosto, un 2 de marzo, un 27 de febrero y un 19 de mayo. Me impresiona cómo me quieres, me impresiona tu fidelidad, tu Amor infinito. Me impresiona que nos dieras el uno al otro para compartir nuestra Vida. Me impresionan mis dos hijas aprendiendo a Vivir. Me impresiona cómo y a quién pusiste para recoger mis pedazos; me impresionan los caminos, las sendas para seguirte. Me impresionan las manos que me mandas. Me impresionan el corazón de María y las caritas de mis hijas. Me impresiona la acogida. Me impresionan las ganas de entrega. Me impresiona amar, querer amar, aprender a amar.

Recuerdas que te hablé de otro ¿verdad? Sí, gracias a él yo estaba ahí a esa hora exacta. Al hablarte de él sonreí por haberme metido un día en su vida. Sonreí por mi intromisión como sonreí por la bronca que me acarreó y el poco caso que hice ni a las palabras ni a los gestos; también por eso estaba ahí, por no haber hecho caso y continuar. Decidí volver a entrar. ¿Cómo me dolió, eh? Me dolió desde el Amor como sólo duele haber provocado ira a quien quiero. ¿Seré tontorrón? También te hablé de uno más, y de su madre; en la vida de éste nunca irrumpí, pero estoy seguro de que también le llamas y le mimas.

Me impresiona la gente que me quiere a pesar de todo (porque tú y yo sabemos que me quieren, aunque les cueste). Me impresiona la gente a quien quiero sin siquiera cuestionar.

Me impresiona, ahora, no haberme sentido pequeñito ni para pedir ni para ofrecer; ahí, ante ti, en PS, en casa.

Me impresiona que en el mismo momento en el que te hablaba de mi amigo José Fernando SchP, él nos tuviera presentes en su oración.

Te hablé de ti, mi buen Jesús. Y te hablé de mí, de los caminos, del futuro; pero serás tú quien vaya decidiendo sobre eso. Te pedí por los que ni te quieren, ni te ven, ni te conocen. Te pedí por todos los parados, por los que no ven salida. Te pedí por los que no tienen a nadie que pida por ellos.

Y yo sentía que al hablar de María y de mis hijas el corazón se me salía – creó que se me llegó a salir al preguntarte por las dos criaturas que no llegamos a conocer-, y cómo latía también acelerado por esas otras cuatro personas; creo que ni ellos mismos, sólo tú sabes cómo y cuánto les quiero. El corazón se me salía, latía acelerado, estando sin embargo sosegado.

Me impresiona tu paciencia, porque mira que soy pesado cuando me pongo.

Me impresiona la escucha; me impresiona escucharte. Me impresiona y me emociona la cruz que cuelga sobre mi pecho.

Me impresiona no haber vuelto a casa surfeando a medio metro sobre el suelo, sino con los pies bien puestos sobre el asfalto.

Me impresiona haber estado ahí contigo, mucho más queriéndote que “adorándote”.

Me impresiona el calorcito, mi buen Dios, y esas ganas inmensas que tenía de abrazarte.

miércoles, 6 de junio de 2012

Hacia la Novena a Ntra Sra del Perpetuo Socorro en PS


Cada vez queda menos para la novena a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. El año pasado nos hicimos archicofrades toda la familia. A mi me impuso la medalla un Redentorista superior con un “bienvenido a la Familia” que me encantó.

Es curioso, porque aunque no hace mucho que arribamos, echamos el ancla y lanzamos al mar las llaves de nuestro barco, siempre, ya desde niño he acudido al Perpetuo Socorro de Santa María bajo esta advocación. La primera estampa con su imagen me la regalaron el 4 de agosto de 1974 en Santander, el día de mi Primera Comunión en la iglesia de los PP Redentoristas. Comulgué de la mano del P Benigno Colinas, quien predicará este año la novena en PS. La verdad es que, aunque a mi abuelo paterno le acompañaba el P Vicente Elejalde, siempre fue mi parroquia hasta que me fui de mi ciudad natal, y era lugar de encuentro familiar los domingos a las 12,30 para, tras la misa, comer junta toda la familia (tíos y primos incluidos) nada hacía presagiar que yo llegara hasta donde estoy; absolutamente nada. Ni siquiera aquellas tardes después del colegio en la época de BUP, cuando, tras subir aprisa la Calle Canalejas camino de casa me detenía en el Alto de Miranda (antes de llegar al nº 20 de Pérez Galdós, hoy Marianela) y pasaba un rato delicioso con la iglesia casi vacía; tiempos en los que los templos no tenían horarios, las puertas estaban abiertas independientemente del culto y las benditeras rebosaban de agua. Si cierro los ojos creo que aún me veo: primero ante el santísimo, dedicando luego un rato a la estatua de San Alfonso (aunque de niño el Hermano Esteban me hablara de él yo no era consciente del todo ni de quién era realmente, ni de su magnitud, ni de su Familia) y terminando ante el Icono que en Santander está a la derecha, a la entrada. Siempre queriendo no ser visto; siempre inventando excusas por mis retrasos. Dudas, lágrimas y preguntas sin respuesta de un adolescente siempre sonriente por no ser taciturno. Y ella siempre conmigo.

Me fui a Londres, y aunque yo acudía a diario al Oratorio de Brompton Road, alguna vez me acercaba al distrito de Clapham, a St Mary´s; la primera vez que fui allí lo hice para hablarle de unas chicas de quienes me hice compañero ocasional, y trabajaban por la noche en la boca del metro de Earl´s Court, casi pegado a mi casa. Fueron unas Adoratrices españolas (creo recordar que estaban por High Street Kensington) quienes me dijeron dónde “encontrarla”. Luego vino París, y aunque yo iba a misa en Neully, al poco de llegar, haciendo una visita obligada al Père-Lachaise me topé con una iglesia monumental, Notre Dame du Perpétuel Secours… (creo que es la primera vez que cuento este periplo); me despedí del grupo de compañeros de la academia con los que iba y ni sé el tiempo que pasé allí adentro.

Acabé instalado en Madrid y su estampa en mi cartera junto a la de Calasanz. Pasaron los años, y cómo acabé en PS es cosa del Señor; echar el ancla y tirar las llaves al mar producto de mi incómoda tozudez, lo sé. Muchas veces he querido sentarme en su regazo para dejarme coger de su mano, muchas veces la he pedido que cogiera a otros.

Este año, que el P Colinas predicará, creo que será un niñuco de siete años quien le escuche, el mismo niño a quien dio su primera Comunión, y junto a su mujer y sus hijas acompañará al Icono por las calles del barrio el 27 con una gran Familia. Estando ya mi vida sosegada, no sé si alguno de los días de la novena volveré a mi casa surfeando a medio metro sobre el asfalto como hice el año pasado cada día (las homilías de aquel sacerdote a menudo tienen ese efecto, y durante esos nueve días se salió), pero sé muy bien por quien la voy a ofrecer; tengo dos buenas causas:

1-     Acción de gracias porque el amigo por quien pedimos en familia desde el jueves 24 de mayo ya estará bien; todo habrá sido una mera anécdota.

2-     Por la hermana de mi madre, de quien hoy nos hemos enterado que encarará una etapa tremendamente dura.

Y ahora que levanto los ojos de la pantalla y tengo delante el icono que me regaló el Padre Pedro Guembe, al ver su mano cogiendo amorosa la del Niño Dios, sólo puedo decir: Madre, aquí están las mías.

lunes, 4 de junio de 2012

Chateando


Acabo de mantener una conversación vía whatsapp con alguien a quien quiero; mucho. Bueno, ni mucho ni poco; le quiero. Y mi mujer, y mis hijas. Una persona madura, sensata, tranquila y fundamentalmente buena. Un corazón ilimitado y una entrega incansable. Uno se siente pequeñito ante alguien así; y yo además, en este caso concreto, muy orgulloso. No lo puedo evitar.

El caso es que la conversación ha derivado a una chiquillada de mi época escolar que me ha hecho reflexionar. Algo pasado y que creía olvidado; fue una tontería a alguien de quien acabé más o menos amiguete aunque apenas teníamos nada en común. Una reacción desproporcionada por mi parte. Me alegra la charla; me ha venido bien.

A veces, para continuar scalando, hay que parar, mirar hacia abajo, para continuar sorteando obstáculos camino de la cima. Si lo he recordado es porque aún estaba ahí, en algún lugar, esperando aflorar para sanar. En su momento me dolió tanto la causa como el efecto.

Y todo gracias a uno de esos pocos regalos que uno es capaz de descubrir como tales, con los que el Señor va adornando y enriqueciendo nuestra vida. No hay casualidades, hay oportunidades, encuentros, hechos, que el buen Dios pone ante nosotros. Qué hagamos de ellos depende de la libertad individual; a veces, de dos libertades.

Cuando uno cree ofrecerse, entregarse, con una alegría inacabable, la realidad te muestra que no, que eres casi un necio, porque lo que recibes es no solamente más, sino de un valor y una calidad incomparables. Y así, como quien no quiere la cosa, como lo más natural.

En otras ocasiones, lo que tiene lugar es una suerte de retroalimentación, producto ni más ni menos que de la comunión.

Y mientras yo a veces me sostengo de un cabo para no caer, tratando de asir el piolet con firmeza, veo con una satisfacción que me hace enormemente feliz, la firme scalada de alguien bueno. Profundamente bueno. Sin pretenderlo, pero ha sido instrumento reparador, de limpieza.

Uno se empeña en ascender, pero para ofrecer algo puro al llegar, es necesario mirar hacia atrás y limpiar las manchas del camino; no dejar ninguna. Y recorrer el camino acompañado; animado a otros. En eso estamos.
¡GRACIAS!

domingo, 3 de junio de 2012

¿Abandonar el sacerdocio?


Pues estaba yo tranquilamente, después de comer, medio viendo el final de Kim (la aburridísima película basada en la novela homónima de Rudyard Kipling), cuando suena la campanita de mi BlackBerry que me avisa cada vez que recibo un nuevo email. Miro a ver qué es y……… una explosión de sangre, bombeada directamente del corazón a la cabeza, me hizo levantarme a por una pastilla más de Enalapril para mi tensión. Lo que acababa de recibir era una nueva entrada del blog de alguien a quien aprecio de verdad (creo que hasta hoy no era realmente consciente de cuánto). Bueno, nada más leer el título, tengo la sensación de que hasta el caballo del polo que tengo puesto relinchó. Ahí va el título: “Abandono el sacerdocio”; así, tal cual. Justo cinco años después de ordenarse.

Aclararé que este sacerdote es, además, religioso en una antiquísima Orden de enseñanza; que está dotado de una inteligencia fuera de lo común, de un discurso sorprendentemente brillante, de un rarísimo don para la escritura y de una ironía que alcanza cotas adonde apenas llega el oxígeno. Solamente nos hemos visto en una ocasión, en la que conoció a mi familia, pero esto de las redes y la comunicación vía email es tan curioso como para construir relaciones sólidas, cuando lo que se pone en las yemas de los dedos al teclear es el corazón; me siento unido a él, y es algo inmenso lo que comparto, la fe, amén de un cariño profundo por el Fundador de su Orden. Uno es así de raro, qué le voy a hacer. Un par de tweets, un par de whatsapp, y todo se centra.

Lo primero que se me pasó por la cabeza al leer el título y el primer párrafo no fue otra cosa que la lucha interior que debía haber llevado, el dolor y puede que la soledad hasta tomar esa decisión; me produjo una pena inmensa. No otra cosa. Mi aturdimiento inicial fue por eso, aunque a continuación, y ya que soy tan imaginativo, lo fui aderezando con el pesar de sus cohermanos y de la Iglesia, porque creo que es un gran activo. Pero insisto en que la cercanía me llevó de manera exclusiva al plano personal. Todo en a penas unos segundos. Finalmente diré que rezo para que esto no ocurra.

Pero me ha hecho reflexionar. Reflexionar sobre cuánto juzgamos sin ponernos en la piel del otro, sobre las soledades, sobre las “exigencias”, sobre las incomprensiones, sobre los esfuerzos, sobre los desvelos, sobre las ingratitudes, sobre las críticas. Focalizado en los sacerdotes. Porque no somos conscientes de que a nadie –a nadie- se le puede exigir un estado permanente de excelencia, ni siquiera de acierto, de sonrisa, de buen humor. No se puede pretender descargar de manera cuasi diaria nuestras miserias, nuestros problemas, nuestras frustraciones y esperar una actitud constante de empatía. Son hombres, se trata de hombres, de seres humanos con necesidades, con corazón y con una vida propia, por mucho que den su Vida en Cristo por todos y cada uno de nosotros; puede que de forma específica por algunos, pero por todos al fin y al cabo. Y los fieles nos mostramos demasiado a menudo como seres descarnadamente egoístas, exigentes y fríos. ¿Cuántas veces nos ofrecemos para arrimar el hombro? ¿Cuántas veces tratamos de colaborar? ¿Cuántas veces nos dirigimos a ellos simplemente como a un ser humano, como a un hermano más? ¿Cuántas veces sugerimos un café, una comida, una cena o un paseo por el simple hecho de vernos para alguna intranscendencia? ¿Cuántas veces nos mostramos dispuestos para ellos? ¿Cuántas veces somos simplemente otro –no digo ya un amigo-, nada más que alguien cercano?

¿Y si hubiera sido cierto? Recuerdo el comentario que alguien a quien quiero hizo un día de manera natural sobre cierto teólogo: “pero cuidado con ese, que se salió”. Ya entonces me pareció cruel, como si hubiera cometido un delito, sin parar a pensar en la lucha interna y en la soledad que habría sufrido para tomar esa decisión.

Yo al autor del blog le puse un whatsapp que acababa así: “en cualquier caso un abrazo enorme”. Y por aquí se lo reitero.

viernes, 1 de junio de 2012

¿Dónde queda la fe?


Esta mañana, en las noticias de un canal de televisión, he escuchado a un psicólogo familiar aconsejar a los supervivientes de tragedias como la ocurrida en Doha cómo sobrellevar y superar la situación.

A mi me ha impresionado especialmente porque podría haber estado allí; hace algún tiempo dije que no a una empresa de decoración Qatarí, aunque ya teníamos vista hasta la casa y el colegio para las niñas. Mis hijas podrían haber estado en la guardería de aquel Centro Comercial. Hubo algo, tras las negociaciones a través de una consultora internacional, que me impulsó a rechazar el traslado.

Que conste que yo no soy psicólogo ni nada parecido, que jamás he vivido nada semejante; simplemente soy un padre de familia que lucha junto a su mujer por sacar una la familia adelante, con una meta fijada, que sé que no está muy de moda, donde el centro de nuestra vida es algo tan claro y explícito como el Evangelio. No estamos solos, nos acompañan.

Los consejos que se manejaban eran exclusivamente apoyarse en la familia y en el trabajo. Dos pilares importantísimos. Pero mientras escuchaba, tenía la esperanza de que en algún momento hablara de la fe. Una mera ilusión; no lo hizo.

Lamentablemente conozco a unas cuantas personas bien cercanas que han perdido hijos y familiares de manera inesperada y trágica, y todos ellos lo han superado desde la fe. Por supuesto que queda el vacío, por supuesto que queda el dolor, por supuesto que un hijo es irreemplazable, pero la fe es lo que da sentido a nuestra vida, y creo que es la fe la única que nos sostiene y clarifica. Claro que con el apoyo de familia y amigos; también con la oración y el acompañamiento. Yo no hablo de evadirse ocupando el tiempo, hablo de asumir y centrar. Con la rabia, con el dolor y con el sufrimiento. Porque la fe en Cristo, en el Cristo Vivo, en el Resucitado, no es ni una ilusión ni algo irreal. A veces tengo la sensación de que cuando hablamos de acercar el Reino a la Tierra, de que cuando hablamos de que Dios está en nosotros y en el hermano, de que cuando hablamos de justicia sin Justicia, de que cuando hacemos solamente por hacer, de que cuando intentamos mejorar las condiciones de los más desfavorecidos solo por mejorarlas, muchos corren el riesgo de quedarse en eso, de quedarse aquí, de olvidar la transcendencia. A veces parece que cuando hablamos de ser felices la felicidad fuera la meta y no la consecuencia, una especie de hedonismo buenista, un materialismo buenista, un positivismo buenista, justificando casi cualquier cosa: ¿tú eres feliz? pues ya está.

Lo he visto de cerca, bien de cerca; alguna familia que perdió a todos sus hijos, otros solamente a uno; hijos desde los dos años  hasta los dieciocho. A todos los ha sostenido la fe, no como refugio psicológico, sino como experiencia vital real, con presencia real del Espíritu en sus vidas.

Sé que es muy fácil hablar cuando la experiencia no es propia, pero yo no lo entiendo sin la fe.